Como a su personaje de Alba antes de entrar en un convento de monjas, a Víctor Palmero (Onda, Castellón, 1989) se le apareció la Virgen cuando los productores de 'La que se avecina' le anunciaron su continuidad en la serie de Tele 5 después de triunfar con un papel episódico. Desde entonces, no ha hecho más que disfrutar estos seis años de su papel de transexual a pesar de las críticas que se le han lanzado sin piedad desde la temidas redes sociales. Él cree que eso va incluido en el sueldo y apela al sentido común para poder discernir lo estrambótico y lo real en un producto tan disparatado como este.

- ¿Cuando empezaba su carrera de actor se le pasó por la cabeza en algún momento interpretar a un transexual?

- La verdad es que no. Mentiría si dijera que sí. Para mi fue una sorpresa absoluta. Jamás me lo imaginé.

- ¿Y qué pensó o sintió?

- Sentí que me imponía mucho hacer algo que se alejaba tanto de mi, pero al final como actor es lo que quieres. Yo me considero un actor muy camaleónico al que le gusta interpretar todo tipo de personajes. Por eso la sorpresa inicial se convirtió en alegría. Es hacer papeles distintos a los que había hecho antes. Para mi es un gran reto que disfruto mucho.

- ¿Cree que ha superado el reto o tiene algo pendiente de mejorar?

- Creo que sí, que la audiencia está muy contenta con el personaje de Alba. El 'feed back' de la gente es maravilloso y eso ha dado pie a que los guionistas de la serie tengan un nuevo personaje que ha aportado un montón de tramas distintas que no hubiese podido ni imaginar cuando empecé como episódico. Desde ser la primera monja transexual española a estar ennoviada con el presidente de la comunidad.

- ¿Resulta difícil no caer en la parodia interpretando a un trans en una serie tan dislocada y esperpéntica como esta?

- No es que sea difícil. Hay que ver 'La que se avecina' como lo que es: una serie de entretenimiento que no pretende enseñar. Yo no me considero un abanderado de la causa por encarnar a Alba, pero sí creo que esta telecomedia ha generado un debate en la gente con este personaje. Y ese debate ya es en sí interesante. Estoy a favor de la causa LGTB y hay que distinguir lo que piensa Víctor Palmero de lo que piensa Alba, que es ficción.

- ¿Ha tenido algún incidente con desconocidos por hacer de transexual?

- En la calle no, pero en redes sociales sí. Hay gente que escondida en una pantalla le resulta fácil atacar. Hubo una época en que recibía insultos homófobos o transfobos, pero es algo con lo que los actores tenemos que lidiar. Hay que aprender a fijarse más en los comentarios positivos, que son muchísimo más que los negativos.

- ¿Comprende a quienes se quejan de que su personaje puede herir la sensibilidad de los transexuales?

- Yo puedo llegar a empatizar, pero lo que intento con Alba es abrirme para meter todo mi cariño a un personaje que es dulce, aunque también histriónico y exagerado como todos los de la serie. La gente debe saber lo que está viendo. Antonio Recio no es el caballito ganador de 'La que se avecina' si lo pensamos en frío, porque se le ve como un racista. El espectador quiere al Recio, pero a la vez sabe que no es lo que está bien. También quiere a Alba, pero sabe que defiende su causa desde su personaje.

- ¿No cree que debería cobrar el doble que sus compañeros por el trabajazo que supone maquillarse y vestirse de mujer todos los días?

- (Ríe) Por eso en concreto creo que no. Es cierto que hay un trabajo extra que el resto no ve. Yo hay días que después de estudiar, antes de irme a dormir o cuando me levanto a las 6 o las 7 de la mañana me tengo que afeitar las piernas o ir a sesiones de depilación de los brazos... También tengo que ir al plató un poco antes de lo habitual para poder hacer todo el proceso de peluquería, maquillaje y vestuario.

- Los productores han hablado de la necesidad de rediseñar la serie por la falta de acuerdo con el propietario del plató, que obliga a buscarse otros decorados... ¿Tan difícil resulta ese cambio?

- Creo que tanto los productores como nosotros necesitamos un soplo de aire para volver con más ganas después de tantos años y de un año tan duro como este. Imagino que ellos están buscando un aire nuevo y necesitarán tener muy claro dónde quieren meterse para que esto dé mucho de sí. Construir un plató nuevo supone un gasto que hay que rentabilizar.

- El último día de grabación hubo gente que lloró... ¿No olía eso a despedida?

- La verdad es que nos fuimos del plató pensando que podía ser el final de la serie. No había noticias de la temporada 13 y el Montepinar que conocemos fue destruido. Nosotros oíamos los últimos días al lado del plató cómo los camiones y las excavadoras estaban destrozando el edificio que conocíamos. Fue muy duro. Pero después recibimos la noticia de que la serie iba a continuar.

- ¿Lloró usted ese día de la supuesta despedida? ¿Lloró Alba?

- (Ríe) No estaba yo muy por la labor de llorar, pero cuando tenía todo recogido en el camerino me abracé a Nathalie Seseña (su madre en la serie) porque no sabíamos lo que nos esperaba. Ahí noté el sabor de la despedida.

- ¿Ha sido duro grabar con las medidas anti-covid?

- Sí, pero también ha sido un soplo de aire fresco porque yo estuve mucho tiempo encerrado solo con mi perra. De repente, poder trabajar fue una alegría. Todos teníamos miedo al principio e íbamos con cuidado. A mi me impactó mucho pasar de estar solo en casa a estar rodeado de un equipo de 100 personas hablándote por todos lados.

- Se ha hablado de grabar en decorados naturales e incluso en pisos turísticos que se llegaron a ofrecer… ¿Usted qué prefiere?

- Yo prefiero dejarme sorprender porque al final el alma de la serie son las personas que la hacen, el equipo humano. Todo lo demás es la cáscara exterior. Mientras sea un sitio cómodo me da igual. Hombre, si me lo ponen en la Costa Brava tampoco estaría mal.

- Alberto Caballero (productor y guionista) declaró que se negaba a meter el virus en la serie. ¿Usted lo incorporaría?

- Me sorprendió lo que dijo, pero gratamente. Estoy de acuerdo con él. Es verdad que ya estamos tan saturados de covid que tener un respiro en pantalla nos viene bien a todos, actores y espectadores.

- ¿A qué actor le gustaría parecerse?

- Yo soy fan de Ewan McGregor. Y a nivel nacional, hay referentes que me fascinan como Raúl Arévalo y Asier Etxeandia.

- ¿Y si fuera Alba, a qué actriz le gustaría parecerse?

- A Emma Stone, la de 'La la Land'. Y a nivel español, a María León. Me parece una actriz fascinante que tiene algo que me deja hipnotizado. Tiene una mirada muy especial. Trabajé con ella en 'Con el culo al aire' y me parece un actrizón.

- ¿Le deja tiempo Alba para hacer más cosas fuera de Montepinar?

- Sí. Ahora voy a estar en Valencia del 14 al 24 de enero con mi monólogo 'Johnny Chico'. Es intenso y distinto a lo que la gente está acostumbrada a ver en mi. Habla de dejar al lado el género de él y ella para hablar de lo que habita bajo la piel. Y además voy a estar de gira con 'Háblame', una obra de teatro que hago con María Garralón, y los sábados en el Teatro Alfil de Madrid con 'Clímax', que volvemos.

Pues entonces no pida cobrar el plus ese del que hemos hablado porque ya va servido...