"El poder de la música es unir a la gente", ha reivindicado Madonna este sábado en su histórica primera actuación en la gran final del Festival de Eurovisión, palabras que algunos han leído en clave de defensa frente a las críticas que le han hecho por realizarse en Israel.

Ha sido minutos antes de una actuación en la que ha revivido 'Like a prayer', el sencillo que revolucionó el mundo hace 30 años gracias a un incendiario videoclip en el que besaba a un Jesucristo negro, momento que sin embargo no ha recuperado esta vez.

Concluido el turno de actuaciones a concurso, la diva se ha subido al escenario para dar inicio a un 'show' con altibajos de nueve minutos de duración que ha arrancado con la reinterpretación de su citado clásico, en clave de coral eclesiástica y junto a 30 acólitos de su propio culto que, vestidos con túnicas, la arropaban en una gran escalinata.

Después ha llegado el estreno en vivo de su más reciente tema el 'dancehall' jamaicano 'Future', en el que reflexiona sobre el mundo en el que vivimos, esta vez con su cuerpo de baile ataviado con máscaras de gas.

Además de Madonna, ha habido otros grandes momentos en la gala. Sin duda uno de ellos ha sido el que ha protagonizado Dundan Laurence, el representante de Holanda, al interpretar la canción ganadora 'Arcade'.

Pero también ha habido otras actuaciones para el recuerdo, como la puesta en escena de Australia, con la fantasía cósmica circense de Kate Miller Heidke, entre la lírica y el pop de 'Zero Gravit'.

La actuación de Miki representando a España, aunque no convenció, sobre todo a los jurados, -la mayor parte de sus apoyos llegó del televoto-, fue un momento muy esperado. El hecho de verse relegado al último turno de las actuaciones elevó el nivel de suspense. Miki defendió 'La venda' con solvencia, aunque el resultado no fue el mejor.

Tampoco pasó inadvertida la actuación de Netta Barzilai, ganadora de la pasada edición. La cantante ha interpretado 'Nana Banana' en un show que no ha dejado indiferente a nadie.