Vaya que sí. Más vivo que unas pascuas, más alegre que unas sonajas, más joven que un concurso de patinadores. 'Estoy vivo' volvió a La 1 y no sólo no defraudó, sino que dejó claro que detrás hay un sólido equipo a cuyo frente está Daniel Écija que sabe sacarle partido a los actores, a la idea -suplantar a un policía muerto en tu cuerpo, pero no poder decir que eres el otro-, a la forma de contar la historia, a la parte dramática, a la cómica, a los efectos especiales. Javier Gutiérrez vuelve a demostrar que es un actor discreto que no necesita de grandes histrionismos para defender su personaje. Alejo Sauras, El Enlace -entre el más allá y el acá- ha vuelto a su bizarra -valiente, esforzada- angelical ingenuidad. Lo borda. Es un autómata sentimental que va aprendiendo las reacciones humanas a golpe de práctica.

Con la aparición de la, hasta ahora, desconocida esposa del policía Márquez -Gutiérrez-, la trama ha dado la vuelta. Y se ha puesto a echar fuego. Es un producto potente, una ficción bien armada, una historia loca que te atrapa y que cumple con la ley literaria que dice que por más descabellada que sea una narración si lo haces verosímil en el mundo creado no hay problema de falta de credibilidad. Si los personajes de García Márquez gravitaban a ojos vista y ningún lector podía dudarlo, ¿por qué los personajes de 'Estoy vivo' no pueden ir del mundo de los vivos al mundo celestial con sólo apretar el botón de las puertas del otro lado para que aparezca la jefa de allí, Julia Gutiérrez Caba, y te lo tragues con delectación de bebedor empedernido? Ya tiene La 1 que ir pensando en el sí a la tercera temporada. Ya digo, 'Estoy vivo' está vivísimo.