Se acerca el fin de curso y los campamentos y las escuelas de verano se encuentran en fase de inscripción y cerrando los calendarios de actividades. Y a muchos padres les surge la gran duda: ¿Apostamos por la desconexión total y que los niños se olviden de los estudios unos meses o mejor los atiborramos a cursos? En esta época del año son muchas las dudas que asaltan a los padres y el dilema resulta muy recurrente y controvertido.

Obviamente, en un lugar turístico como las Pitiüses donde la mayoría de la gente trabaja de temporada el recurso de los campamentos y las escuelas de verano para poder tener a los hijos atendidos es la única opción para muchas familias, pero también hay que tener en cuenta todos los factores.

Hace un par de años el Colegio de Pedagogos de Catalunya elaboró un documento que puede suponer una buena guía para los padres y que invita a la reflexión. Los profesionales reconocen que la conveniencia de realizar deberes tradicionales en verano «depende tanto de factores escolares como familiares y del propio niño o adolescente».

Completar con otras actividades

En este sentido, el Copec considera «lógico liberar de deberes» a los alumnos que van a pasar al curso siguiente sin dificultades, para que puedan «disfrutar del verano» complementando el trabajo desarrollado en el aula a partir de otras actividades.

Los profesionales recuerdan que «es primordial» recordar que los aprendizajes no se producen solamente en el contexto escolar. «Algunos de ellos, todavía más significativos, se producen en la interacción personal en espacios no reglados», señalan.

Así, hay acciones que ayudan a enriquecer el aprendizaje como «aquella explicación del maestro de algún concepto que nos cautivó o la emoción compartida por ser capaz de construir una cabaña o lograr un hito con los amigos con quien hemos coincidido jugando».

Los profesionales lo tienen claro: el descanso no significa ausencia de aprendizaje y por eso sugieren actividades como preparar el programa diario de las vacaciones, revisar qué falta en la nevera y el presupuesto que se necesitará para volverse a llenar, o hacer actividades con la familia, tanto deportivas, culturales como artísticas.

Es muy importante que el niño aproveche las posibilidades del entorno donde pasa las vacaciones desde el punto de vista pedagógico, y en este punto se pueden programar visitas culturales con la familia y conocer las costumbres de las ciudades que se visitan, ayudar a cultivar un huerto, cuidar de un jardín, o explorar la naturaleza.

Tareas del hogar

También es importante que en la época en la que el niño tiene más tiempo libre se implique más en las tareas del hogar. Practicar deporte, empezar a aprender a tocar un instrumento, dibujar, pintar y hacer bricolaje, hacer encargos, dedicar un tiempo al placer de leer y a las tertulias familiares son alternativas que enriquecen la educación de los niños.

En cualquier caso, los pedagogos se muestran contrarios a los deberes de vacaciones, que se acaban convirtiendo en «una extensión de trabajos repetitivos parecidos a los practicados en el aula», ya que las horas de clase «deben ser suficientes» para el aprendizaje del alumno.