Opinión | Para empezar

Silencio, se mata

No sé qué tararean las niñas ahora para jugar a la comba. Yo, de mis tiempos de párvula, durante la dictadura, tengo clavado en el cerebro un estribillo que dice «toc, toc, llaman a la puerta; toc, toc, yo no quiero abrir; toc, toc, que es la policía; toc, toc, que viene a por mí; toc, toc, me van a matar...». No recuerdo quién nos lo enseñó, entonces no había redes y canciones y chistes transmitían lo que no estaba permitido contar en voz alta. Pero llegó la libertad, cambiaron las letras... y volvió el revisionismo. Hoy los pactos de la vergüenza de un PP que se está mimetizando con la ultraderecha derogan leyes de memoria democrática. Alegan que por no discriminar entre víctimas. Lo hacen para blanquear un régimen criminal que siempre han creído que fue «lo mejor que le pudo pasar a España» frente a los ‘rojos’. No buscan «concordia», sino silencio.

Acabaron con conselleries y direcciones generales de Igualdad, porque la violencia machista es un asunto de los departamentos de «Familia», y fuera también del pueblo la señalética violeta. Informes que no existen alertan de que «distrae a los conductores». Sobre el sufrimiento de miles de mujeres apaleadas, violadas, sobre sus vidas destrozadas, intentan convertir la violencia de género en un asunto básicamente policial. Los minutos de silencio por cada nueva asesinada de quien trabaja en desmantelar las conquistas de décadas de lucha feminista son máscaras de impostura. Solo nos quieren callar.

Nos acusan de «antisemitas» por denunciar el genocidio en Gaza, aunque en las protestas participen organizaciones judías y se celebre el ‘shabat’ como en los campus estadounidenses, y han conseguido callarnos, impunidad frente a unas atrocidades que a ningún otro país que no fuera Israel le estarían permitidas. Pero no, no somos antisemitas sino antiinfanticidas. Se me rompe el alma viendo como los padres filman los cuerpos amputados, famélicos, quemados de sus niños para que el mundo reaccione y les ayude... infructuosamente, y lo pagaremos. Pues mientras a Gaza la matan, con el silencio muere también nuestra humanidad.

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