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Dominical | Medio Ambiente

El camino hacia el futuro residuo cero: largo pero no imposible

En vísperas del Día Mundial del Reciclaje, un recordatorio importante del impacto que tienen nuestras acciones individuales

Acumulación de residuos plásticos en una empresa que se dedica a su reciclaje. Manuel Molines

Patrimonio de la Humanidad, playas espectaculares, gastronomía de lujo y una cultura que invita a quedarte y disfrutarla. Y también una media de 2.376 toneladas de basura municipal recogidas al día, 662 kg de residuos por habitante anuales en 2019 y unas tasas de recogida selectiva que están muy lejos de ser aceptables. Las Pitiusas son una maravilla y, a la vez, un contenedor cada vez más grande.

¿Qué es la recogida selectiva? Se trata, sencillamente, de separar y tirar tu basura en el contenedor apropiado. El verde es para el vidrio, azul para papel y cartón, amarillo para envases, gris para rechazo y por fin, llega a Ibiza el contenedor marrón, para el residuo orgánico.

Por eso, durante el último mes estamos siendo testigos, en la calle y redes sociales, de la campaña promovida por el Consell para que pequeños contenedores destinados a la materia orgánica, comiencen a estar presentes en nuestras casas.

Tras años de retraso tenemos finalmente en marcha la nueva planta de triaje de Ca na Putxa, para ayudarnos a cumplir con la normativa europea en lo que se refiere a tratamiento de residuos. Cuenta con tres líneas automatizadas para tratar los residuos urbanos, residuos de envases ligeros y procesar de manera diferenciada los residuos orgánicos, que procederán de la recogida selectiva. Es decir, ya no tenemos excusa para no separar adecuadamente nuestros residuos.

Esta nueva planta debería ayudarnos a cumplir los objetivos europeos en materia de reciclaje. Deberíamos llegar a un 50% de recogida selectiva, y actualmente solo un 17,5% de los residuos se separan adecuadamente en Ibiza.

Una montaña de botellas de plástico para reciclar. RUNGROJ YONGRIT

Pero reciclar es insuficiente. Además de no hacerlo adecuadamente, la cantidad de residuos que produce de media un habitante en las islas hace que seamos la comunidad autónoma que más basura genera por persona. Una visita a Ca na Putxa basta para visualizar claramente que la cantidad de desechos que generamos debe reducirse. En pocos años el propio vertedero no podrá ser utilizado, porque habremos completado su capacidad de depósito. El camino a seguir es claro: o evolucionamos hacia la economía circular y la reducción de residuos, o acabaremos flotando en ellos.

Desde Plastic Free Ibiza y Formentera siempre hemos tenido claro que la reutilización es el objetivo a conseguir en nuestras islas. Acciones como llevar siempre nuestra bolsa de tela encima, utilizar una botella rellenable en vez de botellitas de plástico, empezar a utilizar tazas o vasos de café reutilizable en vez de aceptar los desechables para llevar. Son pequeñas cosas que en conjunto, generan un gran impacto.

La entrada en vigor de las normas de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados del 20 de marzo ha supuesto un impulso importante, sin duda. Limitar la venta, distribución y uso de productos de plástico desechables en el sector que más contamina de las islas, es un paso adelante. Sin embargo, también plantea nuevos retos. A pesar de ser un impulso para conseguir nuestro objetivo, también tiene lagunas y puntos débiles, que es necesario que conozcamos como consumidores para poder hacer frente a las falsas soluciones que se nos presentan.

Falsas alternativas

Los bioplásticos, por ejemplo, suelen presentarse como una alternativa sostenible. Pero si investigamos podremos ver que no lo son. Dependiendo de los materiales de los que estén compuestos, pueden ser una mejor alternativa al plástico convencional, pero siguen sin ser una solución aceptable. Favorecen el sistema consumista de usar y tirar, las condiciones que necesitan para degradarse son especiales e industriales, y suelen estar fabricadas tan solo con un bajo porcentaje de materiales ‘bio’, en su mayoría siguen estando formadas de componentes derivados del petróleo. Siguen acabando en nuestros mares y playas o en el estómago de muchos seres vivos, provocandoles la muerte y la degradación de nuestro medio ambiente.

Un niño mete una botella de plástico en el contenedor. Ecoembes

¿Qué hacer entonces? Estar atentos y ser conscientes de nuestras elecciones como consumidores. Las leyes van a ir evolucionando y favorecerán a las empresas que fomenten iniciativas sostenibles. Esto atraerá a su vez más greenwashing o falsas alternativas. El greenwashing, porque es una estrategia ideal para vender como ecológico o sostenible algo que no lo es. Las falsas alternativas, porque son fantásticas para presentar un producto como el salvador, cuando en el fondo puede hasta ser peor que el sustituido. Cuando vamos a hacer la compra es fácil observar cómo los mensajes de ecología y sostenibilidad son los favoritos para vender. ¿Qué mejor manera de hacerte consumir si piensas que estás ayudando al planeta? Y es por esto por lo que tenemos que tener cuidado.

Por estas razones, iniciativas como Plastic Free Balearics son más necesarias que nunca. Impulsado por las fundaciones IbizaPreservation y Save The Med, y colaborando con Plastic Free Ibiza y Formentera, este proyecto quiere conseguir unas islas libres de plástico de un solo uso. Mediante la certificación de los establecimientos del sector Horeca se pondrá en valor el importante esfuerzo que hacen bares, restaurantes y cafeterías por generar menos residuos y eliminar plásticos de un solo uso.

La sostenibilidad está de moda, pero esta certificación va más allá de intereses pasajeros, viene para ayudar a los consumidores a identificar el compromiso ambiental auténtico de cada establecimiento. Un compromiso real, con una hoja de ruta clara para mejorar y el reconocimiento de una filosofía y valores claros con el planeta. ¿Suena bien, verdad?

Es tarea de todos, ciudadanos, empresas e instituciones, unirse para generar un cambio. Pero si hay algo indiscutible, es que cada persona tiene una responsabilidad básica y muy importante: actuar y consumir con conciencia. Adoptar una economía circular, favorecer el consumo local y cambiar hábitos es tarea de cada uno. La realidad es, que cuando ponemos cuidado en lo que hacemos y somos conscientes de que nuestras elecciones diarias son poder, decidimos mejor a quién y cómo queremos otorgarlo. De esa decisión depende el futuro de nuestras islas.

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