Ethan Hunt vuelve a elevar el nivel de su -y esto hay que decirlo más- notable franquicia cinematográfica con Misión Imposible: Fallout. La sexta entrega de la saga basada en la mítica serie de televisión de los setenta que vuelve a estar protagonizada por Tom Cruise y dirigida, como su anterior película, por Christopher McQuarrie.

El tándem que regaló a los fans del cine de acción resultona y muy disfrutable Jack Reacher vuelve a obsequiar al respetable con una magnifica y trepidante pieza cine de alto octanaje que reafirma a Cruise como el actual gran héroe de acción del séptimo arte. Un filme que ya se ha estrenado como el más taquillero en la historia de la franquicia y que cuenta con muchos puntos fuertes para convertirse en el mejor título de acción del verano.

No hay tregua

'Misión Imposible: Fallout' no solo tiene presupuesto y aspiraciones de blockbuster, sino que tiene alma de ese cine al que hacía referencia el manido término cuando no tenía asociadas connotaciones tan negativas. El cine como espectáculo y el espectáculo por encima de todo. Esas son las máximas que sigue al pie de la letra MI6 en un metraje plagado de soberbias set pieces que dejan, literalmente, sin aliento al respetable.

Equilibrio en el frenesí

Ese clímax casi constante de dos horas y media que es la nueva Misión imposible, ofrece en su aparente desmesura un equilibrado cóctel que mezcla los ingredientes esenciales del mejor cine palomitero. En un espectáculo mayúsculo que tiene el mundo entero por escenario, acción, tensión, humor y también emoción se intercalan y solapan en sus dosis justas y necesarias: mucho de lo primero y de lo segundo, varios golpes de lo tercero y tan solo unas pinceladas de lo último.

La repetición como virtud

Por primera vez desde que Brian De Palma abriera allá por 1996 las imposibles hostilidades con la primera película, la saga repite director. McQuarrie, que dirigió y fue coguionista de la anterior película de la entrega, Nación secreta (2015), también dirige y escribe Fallout. El de Nueva Jersey conoce muy bien los resortes y cables de la bomba de relojería que tiene entre manos... y sabe detonarla en el momento justo.

Legado

El guionista y director es igualmente hábil a la hora de hacer guiños y homenajes a la serie original y también al aprovechar el legado de las cinco entregas anteriores. La trama de Fallout encauzanda miedos y traiciones, traumas y trances para dotar a la saga de una gran sensación de cohesión en su conjunto. MI6 empaqueta y deja tan bien prieta toda la franquicia de Misión Imposible, que cuesta creer que el juguete arrancara antes la existencia de los ahora tan omnipresentes universos cinematográficos.

Tom, siempre Tom

Cruise, tobillo roto y mueca de dolor incluidos, es el más especial de todos los efectos con los que cuenta a su disposición Christopher McQuarrie para hacernos llegar al último minuto vertiginoso festín agarrados a los brazos de la butaca y con el cuello más tieso que el ya celebérrimo bigote de Henry Cavill.

Su descarga de carisma la sufrieron los techos de la CIA, el acantilado Dead Horse Point en Utah, el Burj Khalifa de Dubái, un Airbus y ahora un salto HALO desde 8.000 metros. Tom no es el mejor actor del mundo, y en estos menesteres... ni falta que le hace. Le basta con ser inmune a las leyes de la física, incombustible, casi inmortal. Le basta con ser, otra vez y muchas más, Ethan Hunt.