No está mal y mantiene, al menos, el tipo para evitar que la conexión, a veces algo defectuosa, entre los personajes, concretamente entre Mario y Olivia, se interrumpa de forma definitiva. Es cierto, no obstante, que los niveles de brillantez son bastante inferiores a los de las últimas películas del director, un Emilio Martínez Lázaro que podría considerarse como el líder indiscutible de la comedia romántica española, con títulos tan populares y exitosos como 'Ocho apellidos vascos', 'El otro lado de la cama' y 'Los peores años de nuestra vida'. Aún así, la eficacia de algunos momentos y el enorme ánimo que ponen en su trabajo dos de los actores más cotizados de nuestro cine, Dani Rovira y Michelle Jenner, impiden que las cosas se vengan abajo.

Inequívoco admirador de la comedia genuinamente norteamericana, sobre todo de la conocida como 'screwball' que se vale de personajes disparatados y ridículos, Martínez Lázaro no duda en valerse de recursos de humor, el llamado 'lipstick' que abusa los golpes de todo tipo, desde la caída del cielo de un piano hasta acabar con fractura de huesos, para conseguir la sonrisa del público. Y lo logra muy a menudo, pese a que aquí en menos ocasiones y sin la misma efectividad a que nos tenía acostumbrados. Pero lo que no está en su haber lo ponen de su cuenta Rovira y Jenner.

Los dos se conocen por casualidad la noche en que han roto sus respectivas relaciones y se sienten atraídos. Él, Mario, trata de ganarse la vida con monólogos que pretenden ser divertidos, en tanto que ella, Olivia, trabaja como camarera mientras encuentra un hueco en su profesión de actriz de teatro. Hay un tercero en discordia, un gato que solo responde al nombre de Miamor y que parece encajar a la perfección entre ambos. Ya que estamos en los dominios de la comedia, las cosas no sólo se complican sino que se rompen, haciendo realidad el lema genérico inevitable de chico encuentra chica, chico pierde chica y chico, faltaba más, recupera chica. Lo mejor sucede en la parte final.