Es rigurosa, precisa y saca a relucir todos y cada uno de los aspectos que figuran en el libro biográfico 'First Man: The life of Neil A. Armstrong' que cuenta con minuciosidad la misión norteamericana que culminó con la llegada del primer hombre a la Luna el 20 de julio de 1969. Pero es, asimismo y por desgracia, una de las películas que menos interés concitan en el espectador, fruto de una realización que se recrea en exceso en cuestiones que invitan a menudo al aburrimiento. Y con la complicidad de un metraje de 141 minutos que no se justifican y que tienden a la reiteración.

El director Damien Chazelle, que acaparó seis Oscars de Hollywood con el magnífico musical 'La ciudad de las estrellas: La la land', se ha pasado de rosca de forma palpable y lo que es peor, no ha entrado en la dimensión humana y dramática de una historia que podía haber sido apasionante. Chazelle no ha encontrado el centro de gravedad sobre el que hacer descansar la odisea de un hombre, el astronauta Neil A. Armstrong, que tuvo el privilegio de ser el primero en poner sus pies sobre el satélite después de un proceso a la postre terrible y trágico que se prolongó nueve años, desde 1961 hasta 1969, y que costó vidas humanas y puso en serio riesgo la estabilidad familiar. Es más, el escritor James R. Hansen necesitó varios años para obtener el visto bueno del piloto, que se negaba sistemáticamente a colaborar en el libro.

La cinta se divide en tres partes esenciales, una primera que cuenta cómo logró ingresar en la NASA y su actividad profesional en los primeros momentos, una segunda vinculada a su vida privada, con el hecho fundamental de la muerte de un hijo pequeño, y la tercera y última que aborda la crisis familiar y la iniciativa de la madre, Janet, para que él actúe como un padre y asuma la peligrosa realidad que sus hijos ignoran. El papel que juega aquí la esposa es decisivo y plantea si realmente compensa pasar por situaciones tan peligrosas y que conllevan un alejamiento paulatino de sus hijos. Hay, por supuesto, momentos impactantes y demoledores, si bien buena parte de los mismos se diluyen en aras a una exagerada repetición de los ensayos.