Certifica lo que ya habíamos comprobado con sus películas previas, concretamente con 'Concursante' (2007) y las dos que realizó en Estados Unidos, 'Enterrado' (2010) y 'Luces rojas' (2012), que el director gallego Rodrigo Cortés tiene ante sí, con un magnífico soporte técnico y unas coordenadas narrativas estrecha mente ligadas al cine de terror, un futuro más que prometedor que ya está convirtiéndose en presente.

Este cuarto largometraje de su obra pone de relieve virtudes indudables en el terreno de la sintaxis que no son, en absoluto, fruto de la casualidad. Podría argüirse que ha tenido una base que le permitía el lucimiento, la novela de Lois Duncan 'Down a dark hall', pero lo que más llama la atención precisamente es la madurez de una realización que sabe colocar con precisión las piezas que configuran un terror adolescente. Aunque hay algún instante discutible que daña la infraestructura de la cinta, ésta se repone antes de que sus daños sean irreparables.

Rodrigo descubrió las posibilidades reales de esta película cuando recibió el borrador del guión y comprobó, paradójicamente, que un mundo que en principio no conectaba con sus esquemas, le llenó de inquietud hasta el punto de absorberle por completo. Incluso detectó las numerosas posibilidades que encerraba para ser trasladado a la pantalla. Y no se lo pensó mucho, poniendo en marcha el proyecto en el seno de una coproducción entre EEUU, con posición predominante, y España y rodaje en las islas Canarias y Barcelona.

Fue así como el terror adolescente, apoyado en la inevitable mansión gótica, tomaba cuerpo en su filmografía. Siguiendo las pautas de esta vertiente del miedo, la cinta recurre a ingredientes clásicos, especialmente a la vieja e impresionante casa aislada que acoge a los espíritus del mal, para derribar las defensas que el espectador se impone para superar la confluencia de los horrores. En efecto, en ella han ingresado cinco jóvenes, que van a seguir un curso único y misterioso para superar los terribles problemas que sufren como consecuencia de los graves incidentes de los que han sido protagonistas.