Detrás de cada palabra hay una historia y usted creo que hoy nos va a hablar de ello en Ibiza...

Cada término es un patrimonio de nuestra lengua y, en efecto, de lo que voy a hablar hoy es del sorprendente origen de nuestras palabras. Va a ser una especie de show en el que el público va a cantar y bailar y se lo va a pasar bien jugando con el lenguaje. Más del setenta por ciento del vocabulario español viene del latín. Hay muchas palabras que ni siquiera han cambiado en tres mil años, que siguen siendo las mismas en latín y español, como humor, amor o casa. Con esta charla, además de pasárnoslo bien, vamos a darnos cuenta de que sabemos mucho más latín del que pensamos. El latín y la cultura clásica son muy divertidos, esa es la clave.

Pónganos algún ejemplo para ilustrar hasta qué punto el latín está presente en nuestro día a día.

El origen de brexit, que es la palabra de moda, es latino. Los ingleses hasta para salirse de la Unión Europea utilizan el latín. Otro ejemplo es la expresión 'hacerse el sueco', que no tiene nada que ver con Suecia, sino con un calzado de madera, los soccus, que llevaban los actores romanos de la comedia . A partir de un instrumento, en este caso esos zapatones de madera, se denominó su oficio, soccus. De ahí esta expresión, hacerse el soccus, porque se hacían los tontos, como que no se enteraban de nada, para hacer reír al público. Hasta esa pregunta que nos hacemos desde hace generaciones los humanos, la de ¿qué es la felicidad? tiene que ver con el latín.

Explíquenos la conexión.

La felicidad es lo que siente un niño cuando mama del pecho de su madre. Porque felicidad viene de una raíz que es fel que significa mamar. De esa misma raíz viene filius, en español, hijo, que significa 'el que mama'. Con el latín y con el griego entendemos mejor el mundo que nos rodea y nos entendemos mejor a nosotros mismos, casi nada, y, además, nos lo pasamos muy bien.

¿Hace falta más latín y griego en nuestro sistema educativo?

Claro. España es uno de los grandes países del mundo, pero hay otros mejores, como Alemania Francia o Inglaterra, en los que se estudia más latín y griego que en el nuestro. Yo creo que a nosotros nos falta eso para ser mejores. Cuando Emmanuel Macron llegó al gobierno de Francia lo primero que dijo en su primera semana fue que había que estudiar más latín, cuando allí ya lo estudiaban tres años. En Alemania, cuya lengua y cuya cultura no viene del latín, lo estudian todos los alumnos cuatro años, indistintamente de que después vayan a hacer humanidades o ciencias.

Le voy a hacer la pregunta de la famosa escena de 'La vida de Brian', ¿qué han hecho los romanos por nosotros?

Lo han hecho todo. Por ejemplo, esa pasión que tenemos por el vino nos viene del mundo romano. Para ellos el vino era más que una bebida, era un elemento de cultura, de civilización. Donde no se tomaba vino era la barbarie absoluta. El humor es también una de sus grandes aportaciones. Los romanos sobre todo se reían de ellos mismos, esa cosa tan sana que si hiciéramos todos nos iría mucho mejor. Hasta nuestra concepción del amor viene de los romanos. Con el latín se hace mejor el humor y se hace mejor el amor.

Los Monty Pyton citaron en su película cosas como el regadío o el alcantarillado, pero se dejaron alguna en el tintero.

No citan tres de las grandes aportaciones del mundo romano, el derecho, el humor y el latín. Los romanos nos han dejado una lengua inmortal que ha sobrevivido incluso a que no se hable, que tiene tres mil años de historia y que es uno de los materiales más resistentes que hay. Fíjate que en ese tiempo ha cambiado el paisaje, el clima, y la orografía y, sin embargo, hay palabras que siguen igual.

Le he escuchado decir que hasta el Twitter le debe algo a los romanos.

Los romanos tenían pensamiento Twitter. Esa frase concisa, antes de 140 y ahora de 280 caracteres, viene del mundo clásico. Un epigrama de Marcial o una frase de Séneca son un tuit. Séneca y Cicerón habrían sido grandes tuiteros.