El paso del tiempo y la luz han amarilleado el papel sobre el que Vicent Calbet realizó sus primeros esbozos de juventud. Estos dibujos se exponen por primera vez cuando se cumplen 80 años del nacimiento del artista ibicenco, que falleció en Japón en 1994. Las obras se pueden contemplar desde este miércoles mismo en el Museo Puget, en Dalt Vila.

La exposición recoge 104 dibujos, de cerca de 300 que se analizaron, que el artista realizó entre 1951 y 1956, entre los 13 y los 18 años, en la etapa que estudiaba en la Escola d'Arts i Oficis de Ibiza. Por entonces el método de enseñanza artística contemplaba el adiestrarse primero en el arte de dibujar antes de pasar a la pintura. Y en esta muestra queda patente que Calbet se ejercitó y mucho en esta disciplina.

Buena parte de aquellas creaciones tempranas las ha guardado su familia y ahora cuelgan de las paredes de Can Comasema poniendo al descubierto los orígenes y la vocación artística del pintor ibicenco. «Esta muestra aporta una nueva visión y una nueva lectura de las obras de madurez de Calbet», explicó ayer durante la presentación el concejal de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Ibiza, Pep Tur.

Algunos de los trazos adolescentes de Calbet ya delatan la maestría de una de las figuras ibicencas más relevantes del arte contemporáneo del siglo pasado. Llama la atención también que no usara cuadernos sino hojas sueltas sobre las que realizaba bocetos a mano alzada, en algunos casos por las dos caras.

Bocetos y apuntes al natural

Hay bocetos de escuela y apuntes al aire libre. En ocasiones los dibujos están terminados, en otros, las figuras aparecen apenas esbozadas y con notas de color.

Entre los dibujos expuestos, trazados a lápiz, bolígrafo, carboncillo y pastel, abundan los retratos. Los hay de su abuela, de su padre, de compañeros y amigos y también autorretratos. Se puede observar en algunos cierta tendencia a la caricatura exagerando los rasgos de los personajes dibujados.

En su primera etapa Vicent Calbet también inmortalizó árboles y paisajes como el de Dalt Vila, retratado desde la Marina. Escenas urbanas y familiares, sobre todo en la barbería de su padre, fueron muchas veces fuente de inspiración para el joven dibujante.

Los bodegones y los animales, como un gato o un burro, también forman parte de la colección que ha conservado la familia de Calbet. Además hay bocetos con anotaciones escritas a mano y dibujos pintados con colores que luego predominaron en la obra de madurez del pintor ibicenco como el azul o el amarillo.

De camino a la pintura

Como explicó la directora del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza (MACE) y del Museo Puget, Elena Ruiz, «los dibujos de Calbet pertenecen a la tradición clásica y son un estado intermedio del proceso creativo del artista que concluye, en el caso de Calbet, en forma de pintura».

Un dato curioso que aportó Elena Ruiz es que sólo se conservan dibujos de la etapa del artista en Artes y Oficios y que actualmente no hay constancia de ninguno de época posterior, incluyendo los años en los que estuvo matriculado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia. Allí se matriculó los dos primeros años como estudiante libre yendo a Valencia sólo para examinarse. Los dos últimos cursos, sin embargo, los hizo de forma presencial.

Una vez terminó su etapa formativa, Calbet regresó a Ibiza y aquí recibió el apoyo de pintores locales como Agudo Clará y Antonio Pomar. Entre 1960 y 1961 viajó por Europa y a partir de ahí se sucedieron las exposiciones en Ibiza, Palma de Mallorca y Barcelona. Su fama y popularidad se extendió en los años 80 y 90.

La muestra, que se inaugura esta tarde a las 19 horas, ha sido posible gracias a las aportaciones de la familia, en concreto de Javier Calbet,y también del poeta Julio Herranz, que cedió un retrato que le había regalado el artista hace unos años. La exposición se podrá visitar durante un año, hasta el 4 de abril de 2019, en el horario habitual del Museo Puget.