Lleva ya un año de gira por España, con éxito de público y buenas críticas, pero Olivia Molina (Ibiza, 1980) siente una gran emoción antes de su llegada a la isla para representar ´Tristana´, este sábado a las 21 horas en Can Ventosa. Es la vuelta al hogar, a la isla que la vio nacer y en la que ha vivido algunos de sus mejores momentos junto a su familia. Y además lo hace incorporando a un personaje del que asegura que ha aprendido mucho, una mujer luchadora e inconformista, una de esas historias de mujeres que, según afirma, «es necesario contar».

Supongo que volver a Ibiza para presentar una obra de teatro en la isla es muy especial para usted, una vuelta a casa...

Totalmente. Me siento muy conmovida por poder presentar mi trabajo en la isla. Adoro Ibiza. Tengo siempre mi corazón y mis pensamientos en la isla, mis orígenes, mis recuerdos... Vuelvo siempre que puedo. Y hacerlo ahora con esta obra, con la que llevo un año girando por España y contar esta historia aquí, de Benito Pérez Galdós, que es uno de nuestros grandes novelistas, me llena de orgullo.

Y llega con un personaje que es además un símbolo de la lucha de la mujer.

Es un símbolo porque es una persona real, con sus sueños, pero también con sus contradicciones y sus equivocaciones. No es un icono solo por la congruencia de sus ideas, sino porque es una persona con sentido común. Tristana defiende la educación de calidad para la mujer, la capacidad de decidir sobre su trabajo, sobre su vida, sobre sus relaciones, sobre el sexo. Es una persona que sueña con poder decidir su camino, aunque luego la vida va coartando esos sueños. Las cosas no siempre son como uno quiere. Ella al final se queda tullida y es el símbolo de la imposibilidad de la mujer por llegar a donde quiere, por encontrar su espacio.

¿Es feminista?

Es feminista, pero la obra no solo habla de feminismo, sino de la fuerza de una persona por encontrar su espacio frente a la sociedad.

Es un tema que está de plena actualidad, porque desde el siglo XIX se ha avanzado mucho en la igualdad, pero aún queda mucho camino por recorrer.

Se ha avanzado mucho, y menos mal.... Con respecto a ese momento hemos conseguido muchas cosas, en la educación, en la justicia, en la política... pero aún hay una brecha enorme y muchas injusticias hacia la mujer. Mientras haya violencia machista, por ejemplo, habrá que seguir luchando por alcanzar una igualdad real y acabar con las injusticias.

En los últimos premios Goya se visibilizaron los problemas de las mujeres en el cine. ¿El mundo de la interpretación es machista?

Lo es, al igual que muchos otros sectores de la sociedad. Ahora estamos en un despertar, tomando conciencia. Hay mujeres que están contando todo lo que tienen que pasar por el hecho de serlo y en esta profesión es muy importante, porque podemos dar voz a muchas otras. En el mundo de la interpretación cuando se habla de mujeres se hace de cómo van vestidas o de sus secretos de belleza, mientras que de los hombres se habla de su carrera o de sus aspiraciones profesionales. Hay muchos menos papeles protagonistas para mujeres. Hay pocas películas que hablen sobre nosotras... Menos mal que ahora hay un movimiento para contar historias de mujeres, que además tienen mucha aceptación. No es que no se consuman, es que apenas se hacen.

¿Ha tenido problemas en su carrera por el hecho de ser mujer?

Todas hemos tenido momentos en los que sientes que se te valora por cosas ajenas a tu trabajo y eso es doloroso e injusto. Obras como ´Tristana´, que hacen preguntas y que incomodan, son necesarias. Cuenta los problemas de muchas mujeres anónimas que han sacrificado mucho por la igualdad, que han abierto caminos... Para mí es una lucha personal.

¿Qué ha aprendido de Tristana?

He aprendido mucho como intérprete y como persona. He tenido que ir levantando capas hacia adentro, ir profundizando, ir comprendiéndola. Ella empieza la obra con una luz y una vitalidad desbordantes, con todo por delante. Luego la vida te va coartando y empiezas a pensar que quizás no lo podrás hacer todo, que quizás lo verán tus hijos o tus nietos. Ella está en esa fuerza inicial y el contrapunto es Saturna, que encarna Diana Palazón. Son dos mujeres que se apoyan en un mundo de hombres, pese a sus diferencias. Tristana representa a los sueños y Saturna tiene los pies en la tierra. Se enfrentan, pero son solidarias. La historia de esas dos mujeres es maravillosa.

¿Esta versión teatral es muy diferente de la que Luis Buñuel llevó al cine?

Son versiones completamente distintas. Es difícil adaptar una novela tan extensa y el adaptador, Eduardo Galán, y el director, Alberto Castrillo-Ferrer, han buscado el alma de la historia, con una tensión emocional muy fuerte. Han respetado la época, el Madrid de 1892, con el casticismo, las clases sociales el poder de la iglesia y esa sociedad del ´qué dirán´.

Entonces es más fiel al original de Galdós.

En ese sentido sí. Es más fiel a la sociedad de la época. Hay que tener en cuenta que Galdós era un escritor realista que retrató su época fielmente, tirando de la sátira y de la denuncia social.

Se da la casualidad de que en estos momentos trabaja en la serie ´Amar es para siempre´, donde interpreta a una mujer luchadora y adelantada a su tiempo, otra Tristana...

Sí, es casualidad. Vicky Herrero, mi personaje, es una fotoreportera, una profesión de hombres en ese momento. Está basada en la historia de Joana Biarnés, que también tiene relación con Ibiza. Tiene muchos problemas, no la quieren dejar entrar en los partidos de fútbol, los aficionados la mandan a planchar... algo que por desgracia sigue pasando y ya es hora de ir cambiando de pantalla. Es una mujer fuerte y luchadora y estas son historias que hay que contar. Es necesario contar historias de mujeres para crear referentes femeninos potentes, que nuestras hijas, y también nuestros hijos, tengan otros espejos en los que mirarse.