La lluvia no aguó la inauguración de la Feria Marinera Medieval de Sant Antoni por los pelos. Mientras los piratas, taberneros y pageses preparaban sus artesanías y alimentos antes de la inauguración, un chaparrón caía en Sant Antoni.

Por suerte, a las 18 horas el cielo se había despejado, lo que animó a turistas y residentes a visitar los 120 puestos instalados a lo largo del Passeig del Mar, entre los que destacaban un puesto de aves, en el que se podían ver desde halcones hasta búhos reales; otro de jabones artesanales, en el que se vendían productos elaborados con algarrobas y otras plantas de la isla, y un puesto en el que los más valientes podían tener sobre sus hombros a dos boas y fotografiarse con ellas a cambio de cuatro euros.

«Las serpientes me dan muchísimo miedo. No pongas su cabeza junto a mí, por favor», le suplicaba Alice, una turista de Londres, a Fabián, el propietario de Madonna, una serpiente de seis meses. «No te va a hacer nada, no te preocupes», le respondía Fabián para tranquilizarla.

Mientras tanto, una amiga de Alice, Aimee, esperaba pacientemente a que su amiga posase junto al reptil para demostrar que se había enfrentado a su fobia. «Nos hemos encontrado por casualidad con esta feria y lo que nos ha parecido más interesante es este puesto de boas», explican las dos inglesas que, aunque tuvieron que cambiar una tarde en la playa por un paseo por Sant Antoni debido a la meteorología, lucían sus trajes de baño.

«Es la primera vez que participamos en esta feria medieval y nuestro objetivo es que la gente le pierda el miedo a estas serpientes, que no son venenosas», explicaron Fabián y Cristina, que se dedican desde hace un año a criar boas en Mallorca.

Otro puesto de animales captó la atención de la multitud, sobre todo de los más pequeños, que se congregaron frente a un puesto de aves para observar a los halcones, búhos reales y cárabos. Junto a esta última especie se colocó Enzo, de seis años, para que su madre y su tía, Ana y Silvia, tomasen una instantánea. «El año pasado ya visitamos la feria medieval y este año hemos querido volver porque es muy divertida. Además, repetiremos el sábado», explicó Silvia.

El interés y la amabilidad de los visitantes del puesto de aves son los motivos que movieron a su responsable, Franciso Miranda, a participar por segundo año consecutivo en esta iniciativa. «El público de Ibiza es muy amable y educado. La mayoría de gente nos pregunta qué comen y cómo viven las aves y para mí es un placer explicar todos los detalles», contó Miranda, de Granada.

Exhibiciones de malabares, un espectáculo circense y música en la calle completaron la primera jornada de la quinta edición de la Feria Marinera Medieval.