Pocos minutos antes de que comenzasen los fuegos artificiales del día grande de las fiestas de Jesús, finalizaba en el nuevo centro cultural la primera representación de ´Carmen´ de Bizet en la VIII edición del Festival de Ópera de Ibiza. Los cantantes y músicos, casi un centenar en total, disfrutaron también de espectáculo pirotécnico para relajarse después de una función en la que la que pusieron cuerpo, alma y voz sobre el escenario.

Lleno absoluto y sillas extras para acoger al público que no quiso perderse el estreno del montaje de Armin Heinemann. «La gente silba en la calle las melodías de ´Carmen´. Es una música amada y aclamada, aparentemente sencilla, que llega al público, pero rica, muy trabajada y siempre fascinante», describió el director de escena antes de la representación, para revelar después que Bizet no viajó a España en toda su vida, lo que no fue un obstáculo para crear una ópera que para muchos representa la esencia de lo español.

Sus palabras dieron paso al primer acto, en el que Carol García, Carmen, desvela en el aria conocida popularmente como la ´Habanera´ cuál es su filosofía del amor y, con ello, avanza la tragedia que se avecina: «El amor es un pájaro rebelde que nadie puede enjaular [...] Si tú no me amas, yo te amo; y si te quiero, ¡ten cuidado!». La voz de la mezzosoprano fue aplaudida con entusiasmo por el público, que también ovacionó la prodigiosa interpretación de Irantzu Bartolomé, en su papel de Micaela, contrapunto angelical de la endemoniada Carmen.

El dúo de amigas de la protagonista, las sopranos Elisa Vélez (Frasquita) e Isabel Albaladejo (Mercedes) estuvieron brillantes en interpretación y voz y también se llevaron un entusiasta aplauso del público, así como Carlos Daza, en su papel del torero Escamillo, un barítono que ya fue ´Don Giovanni´ con Heinemann.

Colaboradores de lujo

Por su parte, Marc Pujol (Zúñiga en ´Carmen´) se ha convertido por méritos propios en secundario de lujo en los montajes de Heinemann, con el que lleva trabajando varios años. El único ´pero´ de algunos entendidos al elenco principal del montaje es que a Don José (Carlos Silva) le falta algo de de gallardía sobre el escenario para hacer creíble que despierte semejante pasión en Carmen.

El papel del coro, tanto en la parte vocal como en la teatral, gustó mucho al público, que aplaudió la idea de Heinemann de situarlos en diferentes puntos del escenario e incluso del patio de butacas para crear una envolvente sensación de cercanía. Así, el hándicap de contar con un escenario pequeño fue contrarrestado por el alemán con una solución ingeniosa.

El director musical Daniel Gil de Tejada, mano de derecha de Heinemann en sus últimos montajes, mereció otra ovación del público por su gran trabajo al frente de la orquesta compuesta por músicos de Ibiza y de Barcelona.

Una vez más, el vestuario de Stuart Rudnick, que ha confeccionado decenas de vestidos para esta obra (hay que tener en cuenta que solo el coro de 23 miembros cambia varias veces de atuendo durante la función), fue otro protagonista más de la representación por su imaginación, originalidad y colorido. El sello de Paula´s (la firma de ropa de Heinemann y Rudnick) sigue presente en sus óperas.

Por su parte, el artista Jull ha creado una escenografía que, lejos de ser un mero decorado, tiene un papel crucial, con ingeniosas plataformas móviles de doble cara que generan diferentes espacios. No falta el toque de humor, como la cajetilla gigante de Gitanes con el lema ´Amar mata/Love kills´ en lugar de ´Fumar mata´, que representa la fábrica de las cigarreras en la que trabaja Carmen. Estos recursos escénicos compensan el hecho de que el escenario del centro cultural de Jesús tiene poco fondo para un montaje de estas características.

Así, al finalizar la obra, algunos espectadores comentaron que el auditorio no es el ideal para este tipo de espectáculos y, en el plano más terrenal, se quejaron de la incomodidad de las butacas. «A veces se diseñan las cosas sin probarlas antes», se lamentaba un aficionado, después de casi tres horas de función tratando de acomodarse en el asiento.