Veo a saltos, es decir, dándole al botón de pasar rápido, 'Amores perros', la última cosa de Cuatro, y en su línea. La cadena se ha empeñado en que en España no haya nadie que no tenga pareja. Todos sus programas, o casi -'Granjero busca esposa', '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', 'First Dates', y quizá 'Las mañanas de Cuatro', por si salta la chispa entre tertulianos de ideologías enfrentadas, tipo Jaime González, de ABC, con Beatriz Talegón, ex socialista- van en la misma dirección. Es cachondo el magín que diseña la programación de esta Telecinco versión Poco Yo. Lo último, ya digo, es 'Amores perros', aunque no ha ladrado en audiencia -lo han relegado al sábado, de madrugada, porque no lo ve ni sus primos-, y la peña se cansa, guau, guau. Con 'Amores perros' se da un paso más en el delirio del celestineo humano. Y ahora, que no haya perro y perra sin rollito.

Viendo el cachondeo uno no sabe si 'Amores perros' busca más el encame entre humanos que el ñaca ñaca entre canes. Por lo pronto, recordando el estreno, se vio a Míster Cádiz enseñando lomo frente al mar, camiseta fuera, brazos de estibador, haciendo flexiones y no recuerdo si dándole piquitos en el morro a su perra perra, Canela -¿cuántas Canelas habrá en el mundo?-. Claro que Cristián, el maromo, tiene una madre. La madre es tipo Morancos- Cristian, joé, que te he dicho que no, que la perra no se mete en la arena, que no, la perra hay que lavarla-. Total, que emprenden viaje a Cataluña para que Canela se encame con Stark, la perra de Patricia. ¿O fue al revés, y se encamaron Patricia y el míster? El friquismo no tiene límites. Pero para mí sí. Guau, guau.