Que la actriz Natalia Tena, con 32 años, ha vivido mucho más de lo que algunos viviremos caso de resistir algunas décadas más en este mundo, es algo que quedó sobradamente demostrado durante la entrevista mantenida con Cayetana Guillén Cuervo en 'Atención obras'. La charla en realidad supo a canapé. Nos quedamos con ganas de tomar otro y otro y otro.

En un instante ella aludió a David Verdaguer, a las veces en las que había departido con su compañero sobre estas zarandajas de la existencia. En qué consiste la madurez en el amor, ¿es posible la madurez en materia amorosa? El acento de Natalia me recordó el de Kim Manning , aquella diosa patinadora que un buen día llegó a ejercer de azafata del 'Un, dos, tres'. Claro, Natalia lleva desde los 15 años en Londres. En la actualidad vive en una de esas casas-barcaza del Támesis.

Tena reconoció que el trabajo la salvó de caer en precipicios muy peligrosos. Tuvo muy clara su vocación creativa desde edad muy temprana, y a ella se aferró en las duras y en las maduras. Pese a que no ha parado ni un segundo, de experimentar, de viajar, de vivir muy rápido, todavía le quedan cosas por hacer, y en cuanto Cayetana le preguntó por tres lugares a donde le gustaría ir, no daba abasto.

Me gustó especialmente su teoría sobre la muerte, sobre el fin de la vida, de la que fue muy consciente desde su infancia. Puede que esa sea la clave de todo. Si estamos de paso, todo lo demás es una anécdota. Dice que le encantaría tocar con su banda en un cementerio mexicano el 'Día de los Muertos'. Lo que yo quisiera son muchos más ratos de televisión de tan alto voltaje. Porque escasean.