Ya sabemos de qué van, hacia dónde van 'Dani&Flo' en Cuatro, o sea, Dani Martínez y Florentino Fernández , hacia el fracaso, hacia otro nuevo fiasco, hacia el precipicio y la irrelevancia. Lo escribí aquí hace unas semanas, las que lleva este nuevo pero estúpido tiempo de televisión. Digo nuevo porque la pareja y quien los ha contratado le han dado otro nombre, pero de nuevo no tiene nada porque 'Dani&Flo' es la misma tontería que la pareja de gansos hace cuando se juntan en la tele. Son insoportables, de verdad.

Creo que usted no me sigue porque usted no forma parte de ese escuetísimo tanto por ciento, apenas llega al 3 y pico, que ve ese sahumerio de imbecilidades. De verdad que siento escribir tan crudo porque sé que detrás de este par de sujetos sin chiste hay un equipo que se esfuerza por iluminar, realizar, escribir, maquillar y producir lo que el dúo de patanes destroza con sus repentes deslavazados.

Ni siquiera el cuadro de colaboradoras, son todas mujeres, realza el producto, que va de aquí para allá sin rumbo, como desnortado, dejando lo gordo al albur de unos risueños presentadores sin familia, o sin amigos que los cojan por el hombro y, ante un copazo, una infusión, o unas pastillitas de la risa les canten las cuarenta y les digan que ese tipo de tonterías dejan a los espectadores como reflejan las audiencias, fríos, ausentes, sin curiosidad, alejados de ese tiempo de televisión sin fuste.

Cuando el presentador, o los presentadores, se ríen más que quien está en casa, malo. En 'Dani&Flo' pasa eso. Lo que me llama mucho la atención es que por el pinganillo nadie corte a Florentino cuando, en un alarde de pringosa actuación, trata de hacer gracia y echa mano de sus caras, unos gestos grotescos que le sirven para esto y lo otro. No salen de tontacos. Se quedaron ahí.