Un sinuoso sendero a ras de la montaña lleva hasta el faro de Punta Grossa, que dejó de funcionar tras la construcción del faro de Tagomago. Su ubicación fue objeto de discusiones desde el principio, ya que se pensó que la isla de Tagomago prestaría mejor servicio a usuarios y pescadores, según la web de Ports de Balears.

El acceso del faro, en una zona de acantilados y a dos kilómetros y medio de distancia del lugar más cercano con camino de acceso, complicó su construcción. Los materiales fueron llevados al promontorio rocoso vía marítima. Distintas epidemias y el hecho de que la piedra usada en principio fuera de muy mala calidad retrasaron los trabajos. El faro se inauguró finalmente en 1870.

Pero su vida fue corta. Al poco tiempo se comprobó que su ubicación no era la idónea y se construyó un nuevo faro en Tagomago, que se iluminó en 1914. Dos años más tarde se apagaría definitivamente el faro de Punta Grossa.

Casi cien años después de ser abandonado a su suerte, el faro sigue firme en su atalaya sin luz, sin techo y bastante deteriorado.

La ruta para llegar a estas ruinas es de dificultad moderada, aunque existen algunas zonas que han sufrido desprendimientos. El recorrido parte de la Cala de Sant Vicent y continúa por las urbanizaciones colindantes a la playa. Hay que atravesar un estrecho camino entre dos propiedades privadas valladas, antes de acceder al sendero que discurre entre la montaña y el mar

En la página web Wikiloc puedes encontrar las coordenadas exactas para realizar esta excursión.