Uno de los habitantes del camping ilegal de Can Rova: «La mayoría de la gente tiene una fosa séptica»

Las personas del asentamiento en el terreno privado depuran sus aguas residuales con una fosa séptica que no se vacían con la regularidad con la que se debería

Responsables de Medio Ambiente han acudido en varias ocasiones al camping para controlar las irregularidades medioambientales

El camping ilegal en un terreno privado de Can Rova visto desde el exterior.

El camping ilegal en un terreno privado de Can Rova visto desde el exterior. / Ángela Torres

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Uno de los habitantes del camping ilegal del terreno privado de Can Rova (Vila) que prefiere no dar su nombre, traslada el «horror» que supone vivir allí, donde se acumulan más de mil personas en caravanas, autocaravanas y tiendas de campaña. La mayoría de ellas, con su propia «fosa séptica» que no se vacía con la regularidad con la que se debería.

Responsables de Medio Ambiente se han personado en el recinto en varias ocasiones para controlar irregularidades, así como la Policía Local de Santa Eulària, término municipal donde está ubicada la finca. Sin embargo, se desconoce, por el momento, si se ha interpuesto algún tipo de sanción al respecto.

Este sistema de tratamiento de las aguas grises y negras provoca malos olores en el terreno, apunta el testigo, que añade, además, que el camión cisterna que vacía las fosas no acude «casi nunca».

Por otro lado, no les quedan muchas alternativas, puesto que el terreno no está legalizado ni tampoco acondicionado como camping. «Al final, los residuos se irán filtrando, poco a poco, en la tierra y eso termina a la larga afectando al agua que consumimos en la isla», deplora.

Un palé y una tienda de campaña ubicados justo al lado del campamento sin licencia. | ÁNGELA TORRES

Un palé y una tienda de campaña ubicados justo al lado del campamento sin licencia. | ÁNGELA TORRES / Ángela Torres

«Yo me mudé -al camping- hace unos meses», explica el testigo, que trabaja generalmente en la instalación de electrodomésticos en la isla para una empresa nacional. El hombre, de origen venezolano, se mudó a España después de que empeorara la situación en su país. Primero vivió en Guadalajara, más tarde en Madrid, luego en Girona y posteriormente, hace tres años, se trasladó a Ibiza.

«Vivía en un piso en la avenida Vuit d’Agost por el que pagaba 800 euros al mes, hasta que la propietaria subió el alquiler a más de 2.000 euros mensuales. Por ese precio, ya no me lo podía permitir», relata. Fue entonces cuando decidió comprarse una caravana. El residente apunta que su alquiler en este terreno de Can Rova asciende a unos 700 euros por mes, con agua y electricidad incluidos.

Convivencia complicada

«Pero vamos, allí cada uno paga un precio, hay gente que paga incluso más», prosigue. En los últimos dos años, la cantidad de personas establecidas en el camping ha aumentado exponencialmente.

Marlo, un joven de origen dominicano que está apoyado en una de las caravanas, vive en Vila pero utiliza el vehículo que sirve de casa a su amigo porque en el piso donde reside no le dejan «traer a nadie». Su compañera, de origen colombiano, compartía hasta hace nada una habitación, por la que pagaba 500 euros mensuales, con otras cinco personas. Más o menos lo que cada uno de los habitantes del camping paga por instalar su infravivienda en esta propiedad.

Al lado izquierdo de esta caravana se acumulan, uno junto al otro, varios coches desguazados y también pilas de neumáticos. En el lado opuesto, hay una casa en la que, según señala otro joven que vive «justo al fondo» del campamento, reside uno de los dueños. El terreno pertenece a tres hermanos, aunque está explotado solamente por uno de ellos, según informan fuentes cercanas al caso.

En cuanto a la convivencia en el camping, el venezolano explica: Hay mucha gente y de todo tipo, «así que es complicada». Esta situación ha provocado que no le quede, probablemente, «mucho tiempo en la isla».

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