Los guardianes del legado vegetal de Ibiza

La finca experimental Can Marines alberga una colección de olivos, vides y frutales autócotonos de la isla recogidos por el Consell de Ibiza desde 2019 y que se podrán distribuir a partir del año que viene

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

Olivo pagès. Parra de fer vi. Antiguamente pocas variedades locales tenían nombre. Un olivo daba muchas aceitunas y se cuidaba. Aquellas parras eran productivas y se injertaban para replicarlas. El vecino tenía un buen granado y, si había amistad, se le pedía un esqueje para poder sembrarlo en el huerto.

La conservación de estos frutales tradicionales en huertos de toda la isla ha permitido que el departamento de Medio Rural y Marino del Consell de Ibiza haya recogido una colección de parras, olivos y frutales de variedades tradicionales ibicencas en la finca experimental Can Marines (Santa Eulària). Algunas de ellas, como la decena de vides endémicas de la isla, son únicas en el mundo y están en proceso de estudio. Para algunas ya hay nombre, como la lluquina en honor a la finca en la que se encontró: Can Lluquí.

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza |

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza | / Isaac Vaquer

A través de un paseo entre manzanos, cerezos, granados o perales -porque en Ibiza no sólo hay almendros, higueras y algarrobos- el Consell dio ayer a conocer esta recopilación de frutales y quiso homenajear a los agricultores y particulares que han colaborado en su conservación.

Además de las diez variedades de parras, 21 clases de almendros, 20 variedades de higueras, seis de cítricos y un tipo de cerezo están creciendo y dando fruto en esta finca. «Ya hemos repartido algunos esquejes a personas interesadas que han venido expresamente a Can Marines, pero la idea es organizar y hacer que estos frutales más interesantes y entrañables puedan volver a los campos de Ibiza para que sean un patrimonio vivo», explica el Técnico de Promoción de la Calidad Alimentaria del Consell, Josep Lluis Joan.

«Este paseo es un reconocimiento para todas estas personas que nos acompañan. El mérito es suyo por entregar este material vegetal y sus conocimientos», reconoce el director insular de Medio Rural y Marino, Joan Marí. Un proyecto que se inició en 2019 y que ocupa 1.800 metros cuadrados de frutales y olivos y 890 metros de viña en Can Marines.

Árboles con historia

De Cas Costes, en Benimussa, han salido cuatro ejemplares de granados, todos de clases diferentes. Los obtuvo Pep Planells en Sant Jordi. Él era cazador, pero también tenía inquietud por los frutales y de vez en cuando pedía esquejes a aquella gente que conocía. «Los iba sembrando para tener fruta para comer. Antes cada cual se proveía de los frutales que necesitaba», recuerda durante la presentación. La fruta que se consumía era la del huerto propio o vecino si tenía excedente.

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza | FOTOS DE CONSELL DE EIVISSA

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza | FOTOS DE CONSELL DE EIVISSA / Isaac Vaquer

Junto al bar Sa Palmera de Corona había un manzano enorme. El árbol se acabó secando, «pero de las raíces salieron brotes», recuerda Pep Colomar. Tenía buen recuerdo de aquellas manzanas pequeñas y de color rojo veteado, «en el camí de Sa Vorera, en Sant Antoni donde vivíamos, había un manzano igual. Yo quería tener una y les pedí a los dueños que me dejasen coger un esqueje».

La conservación de un frutal podía tener motivos sentimentales, pero casi siempre subyacían razones prácticas. En el caso del manzano «de flor de nesple» su dueño recuerda que podían cosechar manzanas durante dos meses. «Es una manzana que se recogía cuando caía al suelo, porque decían que es cuando estaba más sabrosa. Su sabor era un poco áspero, pero se podían coger desde junio hasta agosto y se usaba mucho para hacer mermeladas», explica.

Infinitos almendros

El almendro en Ibiza cuenta con muchas variedades. Al estar tan extendido, de la unión de clases distintas han surgido híbridos con propiedades propias. Varios ejemplares han salido de la finca de Esperança Marí. Durante el paseo por Can Marines se para ante la que surtía de aperitivos a la mesa familiar. «Tenía una cáscara muy fina que permitía romperla con la mano. Es un árbol que hemos cuidado como hemos podido y me alegro de que ahora tengamos un relevo para poder sembrar otro».

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza | CIE

Los guardianes del legado vegetal de Ibiza | CIE / Isaac Vaquer

En Corona, tierra de almendros, es quizás donde más variedades se conservan. Toni Boned es de los pocos agricultores que siguen cuidando sus almendros en Santa Agnès, y cuenta con unos 130 ejemplares de almendros locales, entre ellos los de la variedad espineta. «Es muy resistente. Además es interesante que, a diferencia de la almendra mollar, es poco atractiva para los pájaros, algo muy importante si tenemos en cuenta la actual plaga de torcaces», destaca.

La xilella y la sequía están mermando en gran medida la población de almendros, por eso Boned valora muy positivamente esta iniciativa para poder conservar las variedades locales. «Los ejemplares jóvenes aguantan mucho mejor», señala, por lo que le gustaría que se pudiesen suministrar a todo aquel que los pidiese.

Variedades únicas de vid y olivo

Los fenicios generalizaron la agricultura en Ibiza y con ellos vinieron la vid o el olivo. Josep Lluis Joan indica que en la isla hay principalmente dos olivos autóctonos de los que se aprovecha el fruto: el pagès, más para aceite y el ullastre, que se dedicaba para hacer aceitunas trencades.

Del olivo de variedad pagesa señala que es de las variedades más antiguas de occidente. «Es la única que tiene relación directa con los olivos de Oriente Medio y la zona de Palestina, de la primera domesticación que se hizo de este árbol en época neolítica», ilustra.

Pero la parra es la planta en la que más se ha avanzado en materia de caracterización genética. Hasta diez especies autóctonas, nueve de ellas únicas y otra que también está en Formentera y Menorca, se han encontrado en estos años de prospección e investigación. «Para un territorio tan pequeño como es Ibiza es un patrimonio muy importante», resalta Joan.

El consell ya trabaja con el Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de las Illes Balears (IRFAP) en su registro como variedad comercial «para poder incorporarlas a la producción del vino de Ibiza». El estudio para determinar sus características genéticas únicas se hizo en colaboración con el centro del CSIC en la Rioja, «que comparan los resultados con variedades de todo el mundo. Si no está allí o no existe o todavía no se ha encontrado», detalla el técnico insular.

Algunas de estas variedades no tienen nombre. Otras sí. La Maçanet, la Grec o la Vermelleta están entre estos endemismos. En 2019 encontraron en Can Lluquí, en Santa Gertrudis, una variedad única en el mundo, la Lluquina. La hija de Miquel Riera explica cómo su padre cogió esquejes de todas partes de la isla para poder hacer una viña de unas 2.000 parras. «Era mucho en aquella época, pasó por Sant Joan, por sa Cala, por Sant Mateu... una parte de la viña la dedicó a la uva de fer vi y otra a uva de mesa». La Lluquina se pisaba para hacer vino. La labor compiladora de Miquel ahora queda para la posteridad.

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