-¿Nueva película?

-Desde hace tiempo me peleo con una novela y también con un proyecto de película, pero es un momento sumamente difícil para ponerla en pie. Casi toda transcurre en Alemania. Trata de la soledad de algunos españoles en el exilio económico, del que se habla a partir de una historia sentimental. Pero me está resultando un poco difícil encontrar la manera de financiarla.

-Pero acaba de ganar seis Goya. Se supone que los productores deberían rendirse a sus pies.

—Esta industria es así. El dinero está en manos de gente que quiere más dinero. El dinero no está en manos de gente que quiere hacer cosas hermosas. Y esto no es solo un problema del cine. Es un problema social. La lástima es que el dinero solo se use para ganar más dinero. Eso ha generado esta burbuja en la que nos movemos. El dinero podría servir para generar muchísima belleza, para hacer la vida mucho más placentera incluso para el que tiene ese dinero. A menudo voy a las oficinas de quienes pueden financiar una película y en sus miradas solo veo el símbolo del dólar, como en los tebeos. No veo miradas que ambicionen crear una buena película. Obviamente, en mis propuestas siempre está no perder dinero, pero nunca hacernos millonarios. Siempre busco que sea rentable.

-Ha venido estos días a Ibiza para visitar a Juan Carrión...

-Le hacía mucha ilusión que viniera a verle aquí, enseñarme su casa y pasear juntos. Ha sido un viaje en cierta manera sentimental, ya que hace tiempo y durante unos cinco años venía de vacaciones unos días junto a unos amigos a la casa de Concha García Campoy. Al volver no he podido evitar recordarla. Nos reíamos mucho con ella, nos lo pasábamos muy bien. Nos preparaba unos desayunos maravillosos después de trasnochar.