Que el ´Comidiario´ de Fernando de Lama se defina como «bloc de cocina punk» no quiere decir que haya que ponerse frente a los fogones con una camiseta rota, un imperdible en la oreja y saltear las gambas al ritmo de los Sex Pistols. Aunque también se puede. «La idea del blog nace un poco con el espíritu del ´háztelo tú mismo´ del 77. Ponerme a inventar y a investigar sobre cosas que no supiera, igual que los punkies empezaban a tocar sin saber hacerlo», explica su autor. En realidad, él pensaba hacer un blog de música, pero al final, amante de la cocina, los aficionados a sus platos le «empujaron» a escribir sus recetas.

Pero la música no podía faltar: «Es fundamental. Siempre escucho múcica. Cocino con música. Me ducho con música. Está muy presente en mi vida y, para mí, música y cocina están muy relacionados». Así que a cada plato le acompaña un tema. El que le pegue. El que se le ocurra. El último descubrimiento. El que ha escuchado mientras cocinaba. Eso sí, hay recetas que piden ritmos muy concretos: «Hay platos muy duros, como uno de queso con morcilla, que piden algo fuerte, como los Swans».

«Las dos o tres primeras entradas no tienen música y tenía la sensación de que les faltaba algo, que no estaban acabadas», justifica. Desde entonces, todas con música: The Clash para las costillas al kalimotxo, Led Zeppelin para los canelones de la abuela, Iron and wine para las albóndigas en salsa de piquillos, Sam Roberts para las patatas asadas laminadas...

En los más de dos años que lleva como ´comidiarista´ (no confundir con el ´comidista´ Mikel López Iturriaga) ha aprendido mucho sobre cocina, pero también sobre fotografía. Asegura que en sus platos no hay «ni trampa ni cartón» y, si algo que prepara no está bueno o las fotos no le gustan, no se publica. En el ordenador de casa tiene una carpeta con todas esas recetas y no descarta, algún día, hacer una entrada especial sobre «aberraciones» varias. «La fotografía, que sea bonito, es fundamental. Creo que muchos blogs de cocina patinan en eso», apunta el blogger, que confiesa que una de las primeras cosas que hizo poco después de comenzar el blog fue, precisamente, comprarse una cámara de fotos y, algo más tarde, recibir un curso de organización de las imágenes.

Tiene pendientes los cursos de cocina. «Me encantaría», señala el blogger, que destaca que el resultado del plato depende de muchos factores, no todos culinarios: «En la cocina tiene mucho que ver cómo te sientes en ese momento».

El reinado del tallarín chino

No todo lo que prepara en casa se convierte en una entrada, pero todo lo que se publica se ha comido. Y eso significa que, antes de degustarlo, ha habido que hacer la foto. «En mi casa se come frío muchas veces por culpa del blog», comenta con una sonrisa. «Están sentados en la mesa, de brazos cruzados y yo haciendo fotos porque no me convence la luz», detalla. La bitácora se ha colado en su vida personal. El cuidado con el que trata los platos para las fotos se ha extendido al día a día. Es algo inconsciente. Por suerte, no ha inundado su cocina de menaje y cacharros en la medida que pensaba. Eso sí, hay tentaciones a las que no se resiste: «En la feria medieval vi unos platos marroquíes y pensé lo bien que quedarían para la ensaladilla rusa».

A pesar del tiempo que lleva posteando le sigue sorprendiendo la acogida de las recetas: «Hay recetas buenísimas, con fotos estupendas que tienen poquísimas visitas y otras que no lo pensabas, como unos tallarines chinos, tienen muchísimas». Afirma que es un blogger «bastante independiente», pero confiesa que le hace ilusión cuando alguno de sus seguidores le envía una foto del plato que, siguiendo la receta del ´Comidiario´, ha preparado en casa. La última que ha recibido: de su tortilla al microondas rellena de jamón y queso. La música que le acompaña, por cierto, ´Desierto´, de Havalina.