­El director mallorquín Toni Bestard estrena hoy su ópera prima, ´El perfecto desconocido´, en los Multicines Ibiza. La cinta está protagonizada por el actor irlandés Colm Meaney y la ganadora de un Goya Ana Wagener. El film del director mallorquín compartirá cartelera con la película del cineasta ibicenco David Marqués; una muestra de la buena salud del cine ´made in Balears´.

El largometraje de Toni Bestard se estrenó en España el pasado 23 de marzo en cinco comunidades y en un total de trece pantallas. El interés suscitado en Mallorca, donde se rodó íntegramente la película, mantuvo el film en cartelera ocho semanas, dos de ellas proyectándose simultáneamente en Menorca. Cifras récord para una propuesta cuya inversión en publicidad no superó el 6% del presupuesto total.

´The perfect stranger´, como se conoce la película más allá de nuestras fronteras, aterriza este mes en el Festival de Shanghái. Éste es el último reconocimiento internacional del film, que en abril recibió el Golden Reel Award al Mejor Actor para Colm Meaney, en el Tiburon International Film Festival de Los Ángeles.

La película es una fábula sobre la incomunicación donde su protagonista, el popular actor ´fetiche´ de Stephen Frears, Colm Meany, es ´El perfecto desconocido´ y apenas pronuncia una palabra. «Como actor fue sumamente interesante el hecho de que careciera de palabras para expresarme, porque el proceso de pensar y reaccionar estaba exactamente igual que si tuviera diálogo», ha explicado el actor irlandés.

Sucede que su personaje, Mark O'Really, aparece una noche en una aldea enclaustrada en las montañas de la sierra de Tramontana, donde estuvo años atrás con el amor de su vida. ´Marco´, como queda bautizado el extranjero, no habla una palabra de español y los vecinos se expresan en mallorquín y no saben inglés, de modo que el entendimiento pasa a ser un ejercicio de escucha mutua sin traducción.

«Quería hacer una fábula sobre la incomunicación con personajes estereotipados que se mueven en un universo muy alejado de la realidad», afirma Bestard que incide en que no quería que ningún avance tecnológico apareciera en la cinta: ni un móvil, ni internet, mientras una ´polaroid´ se convierte en herramienta imprescindible.