Una de las muestras más relevantes y sugestivas del cine de animación tradicional que se han visto en las pantallas en los últimos tiempos. Una combinación sabia de poesía y de creatividad forjada por la imaginación desbordante y sutil de un animador holandés Michael Dudok de Wit que ganó el premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y que formó parte de la sección Perlas del certamen de San Sebastián. Ganador del Óscar y del Bafta al mejor corto de animación por 'Father and daughter', Dudok de Wit es un virtuoso del género animado clásico que cautiva al espectador con un largometraje de apenas 80 minutos que renuncia a la tecnología digital.

La importante novedad de su película es que carece de diálogos, de modo que los únicos sonidos que escuchamos son los de la propia naturaleza y los que emiten las innumerables aves que sobrevuelan la isla desierta en la que se ha instalado un náufrago cuya única obsesión es lograr regresar a la civilización.Un factor de peso en el acabado estético de la película, hermoso, brillante y con un encanto singular, es la determinante participación de los Studios Ghibli en el rodaje, una experiencia que suponía la primera colaboración al respecto del cine de animación nipón fuera de su específico ámbito geográfico. Se aúnan el encanto de un grafismo que tiene mucho de simple pero que irradia una ternura considerable.

No hace falta que el robinsón protagonista revele los signos de su soledad para saber que necesita a su lado la compañía de una mujer. En el largo proceso del ciclo de la vida al que asiste el espectador esa exigencia llegará de la voluntad de una misteriosa tortuga roja que está dotada de la magia necesaria para convertirse en una hermosa mujer y para dar un hijo y un futuro al ser que comparte su vida cotidiana. Mientras el envejecimiento del náufrago muestra las claves del paso del tiempo, la creciente armonía de la pareja y la formación de la familia subrayan la vitalidad de los lazos tradicionales que les unen. Es complicado decir tanto con tan pocas palabras y componer un cuadro vital sonoro, un concierto de pájaros, tan completo.