Oscila entre el thriller y la ciencia ficción y lo hace planteando temas de gran calado, nada menos que la posibilidad de alargar la vida de las personas desde un punto de vista que sitúa el plano moral y ético en un primer plano.

Un director indio, Tarsem Singh, se encarga de dar cobertura visual a una cinta desigual que mejora los resultados de sus últimos trabajos, Inmortales y Blancanieves. Lo hace con vistas a configurar un producto que atraiga y que interese a un amplio sector de público. No nos brinda con ello una película brillante ni relevante, pero tampoco una mediocridad. Es más, en su metraje de dos horas hay pocos momentos que pierdan su capacidad de convicción y su interés.

Lo interesante es que ha empleado como base de operaciones el guión de dos españoles, los hermanos David y Alex Pastor, responsables de un guión que se encontraba en la lista negra de Hollywood, es decir era uno de los diez mejores que nadie se atrevía a llevar a la pantalla.

El argumento llama la atención desde el primer momento y tiene una indudable vocación para impresionar. Su hipótesis no es otra que la posibilidad de comprar el tiempo, de modo que personas con alto poder adquisitivo puedan cambiar de físico cuando el que tienen desde que nacieron se ha deteriorado en exceso y el riesgo de muerte es inminente. Ese es el caso de Damian, un magnate de la industria multimillonario, que sufre el diagnóstico de un cáncer terminal. Le queda poco tiempo y ni siquiera podrá solventar su mala relación con su única hija. No contaba con la oferta que le hace un científico, Albright, que habla en nombre de una organización científica, que le "regala" más vida de la que podía imaginar.

Así, aunque Damián muere en público de inmediato, en ese trance él ya tiene el cuerpo de otro individuo. Sin entrar en detalles sobre el proceso tan complejo que entraña el asunto, el realizador subraya el carácter de fábula en aras a dar por sentados factores fundamentales. Es verdad que pierde en ocasiones parte del equilibrio de la historia por su tendencia a reiterar escenas de acción poco estimulantes.