Insiste con desigual fortuna en una obsesión evidente en el cine del director Álex de la Iglesia, concretamente en el tema del encierro involuntario de un grupo de personas que por razones que escapan a su voluntad no pueden recuperar la libertad y son víctimas de un terrible miedo colectivo.

Un factor que ya condicionada sus películas precedentes, desde 'La comunidad' hasta 'Mi gran noche' y 'Las brujas de Zugarramurdi', y que hereda influencias de películas tan emblemáticas como 'El dorado' de Hawks, 'Asalto al distrito 13' de Carpenter y, por encima de todo, 'El ángel exterminador' de Buñuel.

Desgraciadamente las cosas no han salido, del todo, como el director pretendía y este enfrentamiento dialéctico primero y físico después conducirá a los personajes a una locura impropia del ser humano.

Los primeros minutos, sin embargo, no sólo son los mejores, sino que prometen un menú más que apetitoso cuando el relato transita de la tragedia al absurdo. Aquí, en la media hora inicial, se condensa lo mejor de una película que se abre paso entre un laberinto de posibilidades que conduce, inevitablemente, al caos.

Estamos en Madrid un día cualquiera por la mañana, en el interior de un bar en el que desayunan una decena de personas de las que solo unas pocas se conocen entre sí. Todo aparenta normalidad, incluidas las convencionales conversaciones, hasta que uno de los clientes sale del establecimiento y recibe un tiro que acaba con su vida, sembrando el terror entre el resto de los presentes, que no entienden lo que está pasando. Lo peor, sin embargo, tiene lugar poco después, cuando el empleado municipal de limpieza es fulminado de otro tiro cuando atendía a su compañero herido.

Con este planteamiento de partida y con un cuadro de miedo y de perplejidad, puesto que nadie sabe de dónde les han disparado, quién ha sido y qué motivos podía tener para hacerlo, las tres mujeres y los seis hombres unidos por semejante infortunio tratan de encontrar la lógica que les lleve a encontrar las claves del suceso antes de que todos ellos sean abatidos.