Conforma con mínimos titubeos un cuadro social y humano típico de la crisis económica y lo hace valiéndose de personajes españoles y argentinos que constituyen la globalidad de la multinacional en la que trabajan. Con estos ingredientes podría haberse ultimado un drama de profundas raíces, pero lo cierto, y lo que aporta el mayor aliciente es su sentido del humor y su condición de comedia negra. Naturalmente esta opción es el mayor acierto de una película recomendable que subraya las singularidades de sudamericanos y españoles, su particular utilización del idioma castellano y, sobre todo, la íntima conexión que se establece entre unos y otros.

Rodada casi por entero en Buenos Aires, con un casting mayoritariamente argentino, es una producción de capital cien por cien español que se asiente en el ingenioso y divertido relato 'El acosador' de Juanjo Muñoz y Javier Pascual que interpretan nombres de enorme peso en ambas cinematografías, por un lado Imanol Arias y Hugo Silva y, por otro, Darío Gradinetti, Miguel Angel Solá y Luis Luque. El panorama que muestra la cinta es, en efecto, el propio de una tremenda crisis, en donde las reuniones al más alto nivel se suceden para tomar medidas que conllevan la reducción de la plantilla y el recorte de los presupuestos.

Los protagonistas que hacen de anfitriones del espectador son Javier, cuya tarea pretende ser fruto de la comprensión y del acuerdo, y Rubén, que lleva a cabo, con una habilidad e imaginación notables, una estrategia de desgaste y de presión psicológica. El primero está desesperado porque en su vida, sin comerlo ni beberlo, se ha metido un tipo, Rubén por supuesto, que se ha convertido en un enfermizo acosador empeñado en sacar tajada económica de un error en apariencia nimio que, sin embargo, le puede costar muy caro. Y es que Rubén se mueve como pez en el agua en estos antros de la alta delincuencia. En sus escasos 90 minutos lo mejor es, sin duda, la descripción que se hace de los tipos que definen la película, el contraste ideológico y cultural que se observa entre ellos y, por encima de todo, la rentabilidad de un lenguaje popular.