­Yehuba Neiman (Varsovia 1931-París 2011) fue uno de los reconocidos artistas que durante muchos años estuvo vinculado a Formentera, al tener una casa en la Mola, cerca de sa Murada. Gracias a una iniciativa de Sabine y David Vergara, que coordinan de forma voluntaria la sala de exposiciones del Consell, se puede ver hasta el 14 de julio una buena muestra de la capacidad creativa del desaparecido artista. También tiene mucho que ver su galerista Bob Vallois que ha facilitado las obras haciéndose cargo del transporte y del correspondiente seguro.

Neiman fue pintor y escultor y se encuadró dentro del informalismo de los años sesenta. Pero antes su periplo vital le llevó desde Polonia a Tel–Aviv, en 1939, huyendo de las hordas nazis cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. En 1954 decide instalarse en París donde estudia Bellas Artes y entra en contacto con el mundo artístico. Primero se decanta por el realismo pero al poco tiempo profundiza en la abstracción para inmediatamente después centrarse en el erotismo femenino como tema y fuente de inspiración. Es justamente en ese momento en el que Neiman crea su estilo para decantarse por la fotografía. Más allá de captar un instante de belleza, decide intervenir en la imagen para convertirse en una retratista de primer orden.

En la exposición que se puede ver en Formentera, se muestran varias de sus facetas. Como pintor, escultor y fotógrafo Neiman intentó penetrar en la belleza de lo femenino y durante toda su vida artística centró su atención en la mujer. Sus obras están llenas de sensualidad y son capaces de transmitir la emoción necesaria como para que el espectador se vea envuelto en cada una de sus propuestas. Más que mostrar Neiman insinúa, pero sobre todo resulta convincente gracias a su técnica depurada y su capacidad para llenar el ambiente de un sutil erotismo.

Neiman forma parte de la historia del arte de Formentera. Cuando llegó consiguió levantar su casa abierta al mar y al horizonte que marca es Vedrá, visto desde la Mola. Cuando el pasado año falleció en París dejó un vacío en su familia y entre sus amigos. Ahora Formentera le rinde homenaje con esta digna muestra.