La Cantina Portmany acoge mañana viernes a las 20 horas la presentación de un libro imprescindible para conocer los orígenes del turismo en Ibiza y, en concreto, para saber más de la historia del Hotel Portmany y de su fundador, Josep Roselló Cardona, pionero entre los pioneros.

Así lo explica Felip Cirer, autor de 'L'Hotel Portmany, la utopia d'un antonienc. Josep Roselló Cardona', editado por Mediterrània Eivissa, que no ha escatimado en imágenes antiguas para ilustrar una época que parece muy lejana pero que no lo es tanto.

«Josep Roselló, conocido por todos como en Pep de na Mossona, era hijo de una familia terrateniente. Hizo los estudios de enología y montó una gran bodega para hacer vino en plan industrial, con lo que se convirtió en el primer ibicenco dedicado a este negocio», relata el autor. Pero llegó la crisis del 29 y su apuesta por el vino no salió adelante. «Vio que la única posibilidad que tenía Sant Antoni era el turismo, por eso, en el año 1931 empezó a darle vueltas a la idea de un hotel. Pidió un proyecto a Martin Guasp Pou y así fue como se hizo el Hotel Portmany, que se inauguró en julio de 1933», apunta Cirer.

Entre las personalidades que estuvieron presentes en el ágape de bienvenida del negocio estaba nada menos que Walter Benjamin. «Es más, Benjamin escribió un cuento que dedica a este personaje, 'Una tarde de viaje', que se refiere a él como don Roselló», explica el autor.

En el verano del 33 abrieron en Ibiza otros dos hoteles, el Gran Hotel (actual Montesol) de Vila y el Buenavista de Santa Eulària. Fueron los tres primeros hoteles que hubo en Ibiza y los tres se inauguraron en el mismo año.

Pero Roselló Cardona no solo fue pionero como hotelero sino que se puede decir que inventó la promoción turística de Ibiza. «En invierno hacía grandes viajes por Europa en los que hacía presentaciones de Ibiza: daba conferencias sobre la isla acompañadas con diapositivas. Así que hacía una labor de fomento del turismo antes de que existiera Fomento del Turismo. Y lo pagaba todo de su bolsillo, con gran lujo, además, y de manera desinteresada. Era muy generoso a todos los niveles», concluye Cirer después de investigar a fondo su vida.

Es más, cuando abrió el hotel no había en Sant Antoni potencia eléctrica suficiente para las instalaciones «por lo que monta una fábrica de electricidad y otra de hielo en Sant Antoni, que luego dan servicio a todo el pueblo», subraya el autor del libro.

«Era una persona que vio que el turismo era el futuro de la isla y a ello dedicó toda su fortuna y todos sus esfuerzos. Él era el director del hotel, pero buscó a dos profesionales extranjeros y bien formados para que estuvieran en el hotel. Él apostaba por un turismo de mucha calidad y de lujo», relata Cirer, que no cree que a Roselló Cardona «le gustase mucho» el turismo que ahora rodea su hotel.

Actualmente el Hotel Portmany ya no funciona como tal, solo se mantiene la planta baja como cafetería. «Por lo que sé, los propietarios tenían intención de hacer una reforma y recuperarlo como hotel», apunta Cirer.

El establecimiento funcionó muy bien durante toda la posguerra hasta los años 70. «Todas las personalidades importantes de la época pasaron por el hotel y todos los yates que fondeaban en la bahía de Sant Antoni, que entonces concentraba a todos los barcos, eran también muy buenos clientes», recuerda Cirer.

Numerosos industriales catalanes se alojaron en 'el Portmany', muchas bodas de familias ibicencas conocidas se celebraron en sus salones y en su cafetería era habitual ver a escritores e intelectuales como Rafael Azcona y los Aldecoa (Ignacio y Josefina). «Algunos se alojaban en apartamentos, pero las fiestas del hotel eran un punto de encuentro y, además, tenía una terraza magnífica sobre la bahía donde cada noche había cena y espectáculo», relata el autor del libro.

Roselló Cardona llegó a ser teniente de alcalde durante la época republicana, de 1931 a 1936. Por entonces era alcalde Vicent Costa Ferrer, Rova. Es más, el hotelero incluso llegó a ser primer edil. «El régimen franquista lo hizo alcalde pero él, a los quince días, renunció», relata Cirer que explica que era miembro del Partido Liberal Regionalista. «Era una derecha muy civilizada», matiza.

Roselló Cardona fue un emprendedor que puso en marcha otros negocios, algunos con buen resultado y otros que no prosperaron. En el libro llama mucho la atención uno de sus proyectos más ambiciosos que no cuajó: un resort turístico en sa Punta des Molí que tenía perfectamente diseñado y planeado. El libro incluye una interesante bibliografía para ampliar la historia del turismo en Ibiza.