El alicantino Miguel Campello visita por segunda vez la isla este año y trae consigo su particular creatividad y pasión. El artista, que se ha criado con la música de Camarón, Lole y Manuel y Bambino, se subirá hoy a las 21 horas al escenario de las Dalias para presentar su último disco en solitario: 'Pan, agua, amor y vino'.

¿Qué le trae de nuevo por la isla?

Son cosas a las que nos apuntamos porque son bonitas, siempre es un placer cruzar el charco e ir para allá, si nos ponen una casa nos quedamos allí. Ir a Ibiza siempre es eso, a nivel personal me encanta y con el ambiente de las Dalias flipamos.

¿Por qué 'Pan, agua, amor y vino'?

Es una especie de conjuro, está presente en la mesa de nuestra casa de pequeños, a mí me inspira muchas cosas, pero cada uno le da la interpretación que quiera.

'Y es que no encuentras tu sitio' repite en uno de sus temas del nuevo disco. ¿Cree que con la música encuentra ese sitio?

No, y no creo que lo encuentre, es algo cambiante, no es algo que encontremos dando un paso sino que está en la cabeza. Pensamos que lo hemos encontrado, pero al final siempre resulta que no.

Después de ElBicho emprendió un camino en solitario. ¿El sentimiento de este nuevo comienzo fue semejante al inicio de una vida en Madrid en su momento?

Se trata de lo mismo, pero no es igual. A Madrid fui por música pero hacía otras cosas, no era tan sencillo, eso era otro ritmo, otro bullicio. Pero a mí lo que me gustaba era escribir, siempre he hecho lo que yo sé hacer, nunca me han escrito un guion, sino que me lo he creado yo mismo. Antes también me subía al escenario de una forma que ahora ya me da pereza, aunque no lo parezca mi cabeza está mucho más tranquila.

¿Qué tiene de particular este disco frente a los anteriores?

El primer disco no tenía más decisión que las letras, si la cagas todo recae en ti. Pero estoy contento, siempre estoy contento (ríe). Este disco es más hijo mío, además para hacerlo he contado con gente que conozco desde que empecé con la música.

En muchas ocasiones ha mencionado el valor de las cosas sencillas. ¿Hace su música a partir de esa filosofía?

Sí, pero lo aplico sin pensar. Creo que todo es cotidiano, aunque lo cotidiano para mí quizá no lo es para otra persona. Odio tener que enseñar cómo soy, prefiero que lo descubran y después que elijan si lo que ven es bueno o es malo. Todos somos independientes, no tendríamos que depender de la sociedad, pero todos lo hacemos.

¿De dónde surge su particular estilo de música?

Empieza en casa, desde el cariño de mis padres. Es algo que se va creando de forma espontánea. Hace más falta esa libertad de cada uno, creo que hoy en día se tienen que medir mucho las palabras.

¿Qué tiene de especial 'Lágrimas saladas'?

Es la primera canción que hice, cuando me quedé en solitario hubo canciones que guardé porque eran perfectas para trabajos como éste. A día de hoy aún me cuesta controlarme cuando la canto, porque es muy personal.

¿Qué proyectos tiene pensados para el futuro?

Hay cositas, pero cuando se acaba un disco nos encerramos a tocar, nunca paro. No tengo nada pensado, porque sino nada sale como habías pensado (ríe).