«La escritura es comunicación», explica Thérèse Lelìevre, una grafóloga francesa que pasa largas temporadas en la isla y que este sábado expondrá a las 20 horas en Can Cires, dentro del programa de actividades del Foro de Victoria, los secretos de la grafología en el siglo XXI. El modo de escribir es equiparable «a los ciclos de la vida, por eso necesito saber antes la edad de una persona para poder analizar su escritura», afirma.

Dime cómo escribes y te diré quién eres, la grafología sirve para estudiar las características psicológicas de las personas a través de los trazos de su escritura, que revela «rasgos importantes de la personalidad e incluso estados de ánimo», dice Lelìevre, que explica que hasta cabría la posibilidad de prever a partir de la misma enfermedades como la paranoia o la esquizofrenia.

Según Lelìevre, con la grafología se podrían apreciar detalles que indicarían si una persona tiene tendencia al suicidio. Sin embargo, recalca que en estos casos, los grafólogos no pueden diagnosticar a los pacientes ni hacer juicios de valor, sino que su trabajo es meramente orientativo.

«Cuando encuentro algo de este tipo, no se lo puedo decir a la persona. Al igual que los jueces, los grafólogos tenemos la obligación del secreto profesional», asegura, y confiesa que tan sólo psicoanaliza a las personas cuando no hay nadie alrededor, porque cree que es algo «muy íntimo»

Empezó con la grafología hace 35 años por inspiración de una tía suya con la que vivía en París y que trabajaba en la Sociedad Francesa de Grafología, dónde más tarde se diplomó. Ha trabajado en numerosos ayuntamientos, juzgados o incluso departamentos de recursos humanos en empresas, donde se encargaba de la selección del personal, sobre todo de altos cargos. La grafóloga explica que en procesos de selección se pide a la persona que escriba unas diez o quince líneas en una hoja de papel tras elegir entre un lápiz y un bolígrafo. «La simple elección del medio de escritura ya representa un rasgo personal del candidato», añade. La escritura con pluma es la clave para hacer el análisis, ya que «lo más revelador está en la forma de trazar que tiene cada persona», de modo que podríamos interpretar el trazo como si fuera la huella dactilar de la personalidad.

Cartas de suicidio

Cartas de suicidio

Cuando se le pregunta si la escritura en papel y su profesión sobrevivirán al aumento del uso de las nuevas tecnologías, contesta con seguridad: «Se sigue utilizando muchísimo en tribunales y para la detección de documentos falsos. Además es de mucha ayuda a la hora de analizar cartas de suicidio o de verificar que las firmas de los testamentos no estén falsificadas».

La experta explica que su trabajo en los tribunales se limitaba a determinar si los documentos eran verídicos, aunque recalca que no era de su responsabilidad juzgar si alguien era culpable o no. «A partir de la escritura de una persona se podría llegar a hacer un perfil casi completo de la misma», asegura.

Para hacer un análisis grafológico se tienen en cuenta aspectos como la forma en que se coge el bolígrafo o la longitud de las frases, y se desecha el contenido del texto para centrarse en la forma. También influyen las características del papel que se utiliza, la presión con la que se escribe y el tamaño de la letra. «Continuamente estoy analizando a la gente», confiesa riendo, y añade que se siente como una psicóloga a jornada completa.

Según dice, la grafología es un conocimiento empírico basado en los rasgos de la personalidad que las personas vuelcan en la escritura de forma inconsciente. «Conservo solo dos cartas, que tienen un significado especial», termina, y se despide mirando fijamente la hoja en la que la periodista está tomando notas.