David Dalmau es un artista cosmopolita de raíces catalanas que recupera la tradición del expresionismo figurativo europeo, con especial énfasis en los temas urbanos. Captura ambientes festivos y multitudes anónimas a través de la mezcla de colores vivos y trazos simples pero sofisticados, como muestra en la exposición ´El esplendor de la vida´, que se inaugura este martes noche a las 21 horas en el Club Diario. Estará abierta al público de lunes a viernes de 17.30 a 21 horas hasta el 12 de agosto.

-¿Cómo empezó a interesarse por el arte?

-Por suerte mi padre era un coleccionador de arte y viví desde muy pequeño el arte de una manera diferenciada. Le gustaba ir a los estudios de los artistas y eso, quieras o no, te abre un espacio diferente dentro de tu propia existencia. Era un empresario, no pintaba, pero en mi casa se respiraba arte en cada esquina, había incluso cuadros guardados debajo de la cama. Es un instinto natural que nace dentro de ti. Podría haber sido como mi padre y tener una vida distinta a la vida del pintor, que es un camino lento y bastante difícil, pero me encantó y decidí estudiar.

-¿Qué tipo de pintura o qué artista le sirvió de inspiración?

-Cuando comienzas a pintar, te das cuenta de que lo difícil es crear un idioma propio, lo fácil sería copiar a otros. En el mundo del arte tienes que descubrirte y ser diferente. Todo el mundo aprende a pintar observando la vida y fijándose en cómo cada pintor ha ejercido su método de una manera diferente.

Entonces sí, hay grandes pintores que siempre son inspiración, aunque no creo que sea necesario inspirarte en otros.

-¿Cómo definiría su arte?

-En cierta manera figurativo, un figurativo modernista. Cuando pinto un cuadro, es extremadamente importante para mí que no solo se entienda, sino que sea un reflejo de mi propia existencia, y me imagino que a cada persona le pasa de una manera diferente. Es como las chicas: entre millones te gusta una mujer determinada. Pues en el arte es igual, entre muchos pintores diferentes, tú observas y de una u otra manera te atrae.

-¿Podría decirse que la seña de identidad de sus cuadros son las figuras humanas sin rostro?

-Siempre he pensado que todos somos muy diversos. La idea es dejar aquello de una manera infinita, como que todos podemos ser todos. Soy una persona de unir el mundo, de unir todas las razas. Lo dejo en abierto para que cada uno se identifique a su manera.

-Ha colaborado a favor de muchas causas sociales, ¿qué le empujó a querer ayudar a los demás?

-Al principio, porque las galerías te llevan por ese camino. Pero cuando lo descubres y te sientes bien con eso, nace en ti una necesidad de ayudar al prójimo. Un día vas a ayudar a un lugar de personas mayores y te das cuenta de la alegría que puedes traer y eso se multiplica dentro de tu alma.

-Ha viajado por muchos países y vive a caballo entre Brasil, Miami y Barcelona. ¿Se inspira de todos los países a los que va?

-Cada mercado es distinto. Por suerte trabajo en el mundo entero y en cada lugar tienes que adaptarte un poco a lo que buscan. En los mercados de fruta de Brasil, por ejemplo, ves una explosión de color y te das cuenta que combinan perfectamente juntos. Cuando ves eso te atreves a mezclar colores.

-¿Qué significado tiene Barcelona para usted?

-Es un museo natural. Cataluña y España en general son lugares con una tradición cultural muy fuerte. Hay ciudades en las que vas caminando y te va marcando y creo que Barcelona es una de las ciudades más mágicas que hay en el mundo.

-¿Cómo llegó a Ibiza por primera vez?

- Yo vivía en Sitges y oí hablar de Ibiza cuando Pachá llegó aquí. Nos abrió los ojos hacia un lugar en el que hay un movimiento cultural intenso, de gente de todas partes del mundo, que convive con lo mejor que hay, que es la alegría. Hace muchos años que vengo, le tengo amores de toda una vida.

-Hoy inaugura en el Club Diario. ¿Qué tiene preparado para esta exposición?

-Hay una variación bastante grande. Hay cuadros que recuerdan a Brasil, otros a Europa, otros a Estados Unidos. No es una serie específica, sino una mezcla de varias.

-¿Quiere transmitir algún mensaje mediante sus cuadros ?

-Por suerte he sido una persona feliz y ese estado de ánimo creo que se puede transmitir en una obra de arte. Lo que busco es justamente eso, la felicidad, el ser humano en su esencia más positiva.

-¿Tiene nuevos proyectos en mente?

-La verdad es que sí, muchísimos. Ahora he estado haciendo obras muy grandes, tengo un edificio de casi 30 pisos pintado por mí. El próximo proyecto, si Dios quiere, es pintar un avión comercial.