Dos ´pipas´ de Brasil, una ´sarangolla´ de Filipinas y una ´milotxa´ elaborada con hojas de periódico son algunas de las 24 creaciones de Manuel Arnal (Montcada, 1952) que forman ´Cometas del mundo´, una exposición que se inauguró este jueves, en el Espai Jove de Sant Antoni y que se podrá ver hasta el día 29.

«Los modelos no son inventos míos, sino que busco en Internet información y los copio», avisa Arnal, con una sonrisa de oreja a oreja. Este valenciano afincado en Ibiza desde hace 26 años cuenta que su pasión por las cometas comenzó desde que era muy pequeño. Desde que las ´milotxes´ le cautivaron, no ha parado de reproducir y echar a volar cometas creadas por él mismo. Además, asegura que aprendió de forma autodidacta. Le bastaba con observar las que veía por la calle. Lo más difícil entonces era robarle a su madre un puñado de harina. «Antes no teníamos pegamento ni cola, así que mezclábamos harina con agua para unir las partes de la cometa», recuerda Arnal, que trabaja como conserje en el colegio Can Coix, de Sant Antoni.

Cuando este artesano conoció a Pepín Valdés, impulsor de ´Posa un estel al cel´, ambos decidieron organizar una muestra antes del festival que se celebra en ses Variades el día 31, a las 11 horas. El año pasado Arnal se estrenó con una exposición dedicada a la cultura japonesa, para la que construyó 16 modelos. Sin embargo, para esta edición Valdés le hizo una propuesta más ambiciosa: reproducir cometas de «todo el mundo». «El título de la exposición es un poco pretencioso porque no tenemos una de cada país, pero hay una buena representación: de Francia, Filipinas, Nueva Zelanda...», comenta el creador, mientras cuenta las que hay colgadas en el techo de la planta principal del Espai Jove, situado en el número 19 calle Ramón y Cajal. «Sí, son 24. ¡No pensaba que fueran tantas!», exclama.

Una ´sarangolla´, típica de Filipinas, le hace gracia porque se parece a un muñeco de nieve, mientras que de las de Malasia destaca que incluyen un arco de metal que hace que cuando pase el viento suene una especie de zumbido. Una de las Islas Bermudas parece una cometa normal, pero si uno presta la atención suficiente se puede ver como sobresale de la parte principal «una especie de barriga», forma que se consigue con una caña de bambú y un tensor.

Las ´pipas´ de Brasil tampoco faltan en esta muestra. Una tiene forma de barco y otra representa la bandera del país. Como anécdota, Arnal cuenta que los brasileños organizan competiciones que consisten en destruir la cometa del contrario. «Colocan polvo de vidrio en el hilo para que su ´pipa´ rompa la de su rival cuando choca contra ella. Son un poco bandidos», bromea. En otro ejemplar de color marrón aparece un ciervo. «Esta es de Francia, de ahí quizá el nombre de ´cerf volant´», razona Arnal.

La mayoría están hechas con papel de seda, pinocho o continuo, excepto las de Nueva Zelanda e Islas Salomón. «No he podido conseguir plantas tropicales, así que las he construido con hojas de palmera washingtonia. Han sido las más costosas», reconoce. No obstante, al preguntarle por su favorita, lo tiene claro: «La ´milotxa´ es la que me toca el corazón porque es con la que jugaban los pobres y la podía tener cualquiera», concluye.