«Yo pinto la luz, las emociones, una abstracción de la realidad», expresa Marie-Antoinette Courtens (Oss, Países Bajos, 1944) que regresa a Ibiza con una exposición ´El arte la la luz´, tras haber colgado su obra este año en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, el más importante de Cuba. La nueva muestra se inauguró la semana pasada en la nueva sala de Ses Escoles, una oleoteca recientemente puesta en marcha en el kilómetro 9,3 de la carretera de Sant Joan.

Para esta muestra ha recogido obras de sus últimos años en Ibiza, algunas de los últimos meses, en las que asegura que el mar y su luz tienen una influencia definitiva: «Hace cinco años me fui a vivir del campo a una casa junto al mar, en Santa Eulària. El azul siempre había sido importante en mi obra, pero ahora ha cambiado totalmente, tengo una nueva percepción del azul», asegura. Los grandes campos de azules y rojos en los que las capas de pintura se sobreponen en transparencias que les confieren una gran profundidad, siguen marcando su obra. En Ses Escoles enseña algunos cuadros en acrílico de gran formato, pero también obra gráfica, aguatintas, que ella misma imprime en su taller de Holanda, acrílicos sobre papel y gouache.

La artista de Brabante, que lleva 43 años de relación con la isla, en la que pasa la mitad del año, y que nunca pierde la sonrisa, se muestra emocionada tras su experiencia cubana: «He sido la primera artista holandesa en exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los más interesantes del mundo, y he vuelto impresionada por el ambiente artístico de Cuba y por el gran nivel de los artistas, sobre todo gráficos. Ha sido una experiencia increíble».

La posibilidad de exponer en La Habana le llegó de la mano del promotor artístico ibicenco Albert Ribas, con el que colabora desde hace cuatro décadas y con el que ha hecho grandes exposiciones, como un intercambio de artistas de Bélgica en Mallorca o una exposición suya en Palma junto a dos grandes nombres del arte contemporáneo ya desaparecidos: Barry Flanagan y Marcel Floris.

De la muestra en La Habana se publicó un catálogo con una edición limitada de cien ejemplares en la que se incluía un aguafuerte de la artista. Diez series diferentes de diez copias cada una.

Tras esta, que le llevó tres años de preparacion y trabajo, y la que ahora ha inaugurado en Ibiza, asegura que se tomará un tiempo para poder trabajar tranquila en su estudio. «Con tanto viaje he estado un poco parada y ahora necesito trabajar y para eso tengo que tener tranquilidad para poder encerrarme en mi estudio. Siempre me impongo una disciplina y trabajo medio día, sola, con mi vida interior, en mi mundo», afirma entre risas.

La pintora estudió arte en academias de Eindhoven, Breda, París, La Haya y el taller de Albert Ribas en Barcelona en los años 60 y 70 y ha expuesto en museos y galerías de diferentes ciudades del mundo, especialmente en Holanda, Bélgica, Alemania y España. Reside en Ibiza seis meses al año.