Enric Riera (Formentera, 1973) es uno de esos artistas que parece que sin hacer nada hace mucho, en el sentido de que se pueden ver obras suyas dispersas en muestras colectivas pero existen pocas ocasiones en las que el autor se prodiga de forma monográfica. La última vez que lo hizo en su tierra fue hace ocho años, aunque el pasado año se pudo ver su trabajo en el Club Diario de Ibiza.

La exposición que Riera ha titulado ´L'horitzó inabastable´ es un resumen de parte de su producción de este año. En total ha seleccionado 15 cuadros para la ocasión; nueve de ellos de gran formato en tela y el resto, más pequeños, sobre papel, salvo uno pintado sobre unas maderas. Eso sí, todo en acrílico.

El resultado es un paso más hacía su eterna pelea, casi obsesión creativa, que mantiene con las simetrías, las proporciones y ese extraño baile que le lleva a anclarse en lo abstracto, donde se siente mucho más cómodo: «De hecho es la serie más abstracta que he hecho nunca», asegura.

En ese constante proceso el pintor ha ido probando y midiendo, como queriendo alcanzar la fórmula de la simetría perfecta, un ejercicio que ha terminado siendo el motor de su creación: «Yo siempre he sido muy simétrico», comenta, entre risas. Su universo y su lenguaje sigue girando en torno a la superposición de planos y el trabajo con la línea que en esta ocasión va implícita en el título de la muestra: «La línea del horizonte es abstracta, no existe, es inalcanzable», resume.

Quizá la principal diferencia con su última etapa sea justamente esa profundización en lo abstracto, ya que desaparecen todos los símbolos y figuras que se habían convertido en su sello, como barcas, peces y escaleras, entre otros, con los que el público ya se había familiarizado y con el que identificaba su obra.

En esta ocasión lo más parecido con la realidad se intuye en solo uno de los cuadros expuestos, donde dibuja fugazmente el perfil del acantilado de la Mola, visto desde su casa en Punta Prima cerca de Cala en Baster.

Otro cambio que no pasa inadvertido es el color y la materia con la que trabaja. Enric Riera afirma que progresivamente ha ido dejando el óleo y que ahora solo pinta con acrílico.

Su tendencia a utilizar en su paleta colores fríos le ha hecho mantener el azul como base que desarrolla en todos sus tonos, incorporando esmeraldas, pero a la vez introduciendo grises: «Aunque no los he utilizado mucho no hay colores cálidos», explica. Eso le lleva a su referencia marina, el azul, que ha inundado desde siempre su obra y que sigue formulando con la experiencia que le van dando los años.

La exposición se puede ver en la sala de la plaza de la Constitució hasta el próximo 2 de agosto.