Altiva, pícara, cómplice, dulce, resentida, distante o dura. La exposición ´Carmen. La imatge de la gitana a la pintura catalana´, comisariada por Armin Heinemann y Stuart Rudnick, recorre a lo largo de 40 miradas de mujer las diferentes concepciones del retrato a lo largo de un siglo (desde finales del XIX hasta 1977). Sa Nostra Sala se transforma desde hoy, gracias al trabajo de los impulsores del Festival de Ópera de Ibiza, en la antesala perfecta de la representación de ´Carmen´ de Bizet en el nuevo Centro cultural de Jesús, los días 8, 10, 12 y 14 de septiembre

Así, la consellera de Cultura, Pepita Costa, subrayó ayer en la presentación de la muestra que han escogido esta propuesta cultural «no solo por su calidad, sino para calentar motores de cara al espectáculo operístico».

Heinemann, por su parte, agradecido «por el apoyo del Consell y de la Obra Social Sa Nostra», explicó que han seleccionado para la muestra obras de varias colecciones particulares con el tema de Carmen como leitmotiv.

Para Heinemann, la exposición va más allá de una serie de retratos de mujeres bellas. «Carmen, la gitana, es todo un símbolo de la fuerza arcaica, de la fuerza primaria y salvaje. Una persona que no respeta la ley», definió. Un contrapunto «necesario» en la sociedad actual «en la que la ley es lo más importante», reflexionó Heinemann.

Para el creador y promotor de la ópera en Ibiza «lo bello e interesante de la vida es el diálogo entre lo salvaje y lo racional, entre la gitana y la sociedad. ¡La vida es muy aburrida sin esa parte salvaje!», dijo Heinemann entre risas durante la presentación. El comisario comparó ese diálogo con el que se establece entre las modelos gitanas de los cuadros y el pintor que las retrata o entre el toro y el torero. Así, el comisario de la muestras se mostró sin tapujos a favor del toreo. «Es una cultura muy valiosa. Que no me vengan con eso de ´pobre toro que lo van a matar´ las mismas personas que comen carne», apuntó, convencido.

Además, en la exposición se aprecia perfectamente la evolución del retrato en las diferentes décadas: comenzando por unos cuadros en los que la belleza de la mujer está idealizada, decorada, dulcificada, casi como un símbolo, a una evolución hacia retratos con mucha más personalidad y realismo, pasando por los ejemplos de los años 30 en los que se ve «a la gitana pura, una persona que quiere vivir su vida, llena de personalidad», explicó Heinmann señalando, en este caso, un cuadro de Truco (Josep Maria Truco Prat). La gitana fascinó a estos artistas «porque muestra abiertamente la naturaleza salvaje de la mujer, una naturaleza presente en todas las mujeres pero que se pone en un segundo plano o se oculta».

Por su parte, Carolina Escandell, responsable de zona de Sa Nostra, entidad propietaria de la sala cultural que ahora gestiona el Consell, calificó de «lujo» esta exposición y valoró que «colaboradores de esta talla, que hacen tanto por la vida cultural de Ibiza y Formentera» estén implicados.

La exposición consta de 40 lienzos, la mayoría óleos, con varios ejemplos de técnica mixta y dos terracotas. Entre otras, se pueden ver obras de Santasusagna Santacreu (1900-1964), Francisco Sans Castaño (1868-1937), Joan Cardona i Lladós (1877-1957), José Pérez Ocaña (1947-1983), Morell Macías (1899-1949), Ignasi Gil i Sala (1913-2003) o Carlos Vázquez Úbeda (1869-1944). El hecho de que sean pintores catalanes y que las obras pertenezcan a coleccionistas de esa comunidad se debe a la estrecha relación entre Heinemann y Rudnick con el ámbito cultural y artístico de Cataluña. Así, varios retratos no son estrictamente de gitanas sino burguesas catalanas ataviadas con vestidos tradicionales o goyescas.

La exposición se podrá visitar hasta el 17 de septiembre pocos días después de la última representación de la ópera ´Carmen´.