Viene de enseñar su rumba rocanrolera, o su rock and roll rumbero, en Banyoles y Bermeo y, tras tocar esta noche a partir de las 22 horas en Las Dalias, en Sant Carles, hará Rota, Roma, Nápoles, Bolonia, Milán y Huesca, «es que lo bueno siempre lo dejamos para el final», dice con guasa. «Y después hacemos Vilanova, Menorca y Bogotá, que esa va para bingo...».

-Dicen que al Muchachito auténtico se le ve en directo ¿qué tiene que alegar?

-Yo es que desnudo y a capella pierdo mucho (carcajadas). Supongo que sí, es que el directo está más a mano y yo vengo de la calle. Es donde me siento más a gusto. El estudio es diferente, más frío, tienes que aprender... Yo siempre busco estudios que tengan cerca una bodega de vino y por eso me gusta ir a grabar a Jerez.

-Aquí le veremos con sus ´compadres´, con los que lleva ya unos cuantos kilómetros de carretera.

-Más que compadres son mis padrinos. Si tuviera un hijo ellos tendrían que ser los padrinos, porque me paso la vida con ellos. Santos es amigo desde la infancia. Llevamos juntos desde los 9 años y aún no hemos discutido. Y a Diego le conozco desde los Delinqüentes y luego hemos estado juntos en el G5. Es un lujo, porque es un maestro y cuanto toco con él parece hasta que toco bien. Yo tengo un problema, soy incapaz de seguir un listado de canciones y con mis compadres, como hay confianza, vamos tocando por llamadas, lo que nos va saliendo. Es más divertido.

-Es curioso lo de un trío en el que dos tocan y uno pinta, ¿qué le aporta el arte a la música?

-Ya se hacía en los 70, más que ahora, que hay tanta tecnología. Nosotros somos muy antiguos, porque Santos ni siquiera es un grafitero, pinta cuadros con acrílico. Creo que son dos campos que se complementan.

-Sigue fiel a la rumba...

-Tenemos un acento de rumba. La rumba es una cosa muy seria, con unos pasos muy marcados. Nosotros hacemos música de diferentes estilos con un acento de rumba, que es el de la zona de donde venimos. A mí me gusta cantar a la contra, como se ha hecho siempre en la rumba catalana. Tengo acento de rumba y muy poca vergüenza.

-Hace ya casi cuatro años que publicó su último disco, ¿a qué está esperando?

-Estoy esperando para poder titularlo ´Madurito Bombo Infierno´ (risas). No, es que he estado muy liado, trabajando con producciones en un estudio que tenemos en Barcelona, las giras... Y no tenía ganas de correr. Un disco supone un año de preparación y grabación y luego la promo, la gira... y cuando acabas ya te están pidiendo otro. Esa dinámica no me gusta y he apostado por otra forma de hacer las cosas. Tengo la suerte de que tengo un público muy bueno y que viene a los conciertos a divertirse y me da libertad para hacer mi carrera.

-¿Con la que está cayendo en el mundo de la música merece la pena seguir grabando discos?

-Casi no merece la pena ni decir que eres músico, porque no te alquilan ni un piso. El mundo de la música ha cambiado mucho, antes te comprabas un disco y era un acontecimiento, lo llevabas a casa, lo acariciabas, escuchabas la primera canción y era una locura. Ahora hay otros canales. Todos los músicos van locos porque les pongan su música en un anuncio. Yo lo respeto, pero a mí ni me beneficia ni me interesa. Yo siempre he ido más por el subsuelo y me ha ido bien. Seguimos fieles a un romanticismo de esta profesión.

-¿Se siente alternativa o complemento a la música electrónica que manda en Ibiza?

-Yo lo único electrónico que tengo es el Facebook. No sé si soy un complemento, pero estoy encantado de venir a tocar a Ibiza, a un sitio mítico como Las Dalias que cumple su 60 aniversario, y espero que cuando yo cumpla mi sesenta aniversario lo pueda celebrar aquí también.

-Parece más alternativa, por lo que dice...

-Los Delinqüentes y Muchachito siempre hemos hecho música alternativa. Somos unos bichos raros que no hemos sonado ni en las radiofórmulas. Siempre hemos ido a nuestro rollo. Seguimos el concepto de la farándula como los artistas de antes, de pueblo en pueblo. Tenemos una manera antigua de entender este oficio.

-¿A quién quiere más, a Peret o a Kiko Veneno?

-(Ríe) Solo te ha faltado Raimundo y ya tenemos la Santísima Trinidad. Los mejores momentos de mi vida artística los he pasado con ellos, en los camerinos, y no los ha grabado nadie... No puedo elegir entre papi y el yayo. Yo crecí escuchando a Peret y luego descubrí a Kiko en ´La bola de cristal´ disfrazado de Frankenstein, y de ahí a Pata Negra y a Triana... Nos han abierto muchas puertas, las de la rumba y el rock.

-Si Peret es el rey de la rumba catalana ¿se merece un aforamiento?

-Se lo merece todo. Yo cuando canto una de sus canciones siempre grito ´Viva el Rey´ y si la gente se mosquea aclaro: ´El rey de la rumba´. Es nuestro Elvis. Y es un luchador. Una vez coincidimos en el Viña Rock y no veas la que lió, ¡y con 73 años!

-¿Es su espejo?

-Ojalá. Si puedo llegar a esa edad con esas ganas y esa sonrisa y esa picardía... firmo ahora mismo, déjame el boli...

-Donde sí que hay una buena liada es en Cataluña, usted es de Santa Coloma ¿cómo se ve todo esto de la autodeterminación desde el cinturón sur?

-Yo siempre he dicho que soy ´cataluz´. Lo veo muy lejos, como algo que sale por la tele. A mí me gusta andar por el mundo y si me tengo que quedar con una bandera me quedo con la de la calavera y las tibias...