Juan Ramón Ferrer Lorenzo (Barcelona, 1961) presenta hoy en el Club Diario de Ibiza a las 20 horas su primera novela, ´No todos los días sale el sol´, enmarcada en el género negro con Ibiza y el Pirineo Aragonés como paisajes distantes, distintos y complementarios de telón de fondo. «Hace 25 años que vivo en Ibiza de forma intermitente», explica el autor, que es ingeniero agrónomo y máster ESADE en administración y dirección de empresas, lo que le ha llevado a impartir clases en la Escuela de Turismo de Ibiza, encargarse de la dirección de gestión y área económica del Área de Salud de Ibiza y Formentera e incluso llevar a cabo diferentes proyectos agrícolas, estudios de impacto ambiental o planes de regeneración de canteras.

«Realmente no tenía intención de publicar un libro, pero sí me gustaba escribir todos los días: un día un folio, otro día dos, hasta que me di cuenta de que tenía tres o cuatro capítulos escritos e hice partícipe a alguna persona de lo que había hecho hasta el momento. Me dijeron que siguiera», asegura el autor, que matiza que la literatura comenzó siendo para él un ejercicio de introspección personal, «de buscar personajes que digan lo que uno está pensando».

La novela discurre en dos de los paisajes que más han marcado la vida de Ferrer Lorenzo: Ibiza y el Pirineo aragonés, la zona de donde procede su padre y a donde siempre iba de niño a veranear. «Ibiza es un lugar muy diferente, aunque también con unos paisajes maravillosos», apunta. Dos lugares que adora y en los que se sentía cómodo a la hora de enmarcar su historia.

El género negro le interesa «por muchos motivos», tal vez los principales serían que es un género «fácil de leer, que llega a la gente, costumbrista, en cierto modo, que habla de lo que nos rodea pero siempre con un elemento de misterio para mantener al lector enganchado», argumenta. Así, esta novela no se limita a relatar la investigación de un asesinato. «La novela negra es una novela del día a día. Si pensaba ambientarla en el país que vivimos ahora tenía que tratar esos temas que están encima de la mesa, como el descontento de la gente, las prospecciones petrolíferas, el abuso del medio ambiente...», reflexiona.

Sin destripar el argumento, la novela comienza cuando cuatro personas jóvenes, de entre 25 y 30 años, empujadas por un sentimiento de rabia por los valores que priman por debajo de una sociedad aparentemente perfecta -como la especulación o el deterioro del medio ambiente- deciden crear un plan de extorsión a una gran empresa que se ha involucrado en una serie de oscuros proyectos urbanísticos e inmobiliarios en la costa. Como consecuencia de ese plan se produce un accidente y un asesinato. Todo indica que un empresario, que además es diputado electo, puede ser el culpable de los crímenes pero pronto la historia se desvía por otros derroteros. Ahí comienza la trama de la investigación.

Es la primera policíaca que escribe Ferrer Lorenzo, aunque no será la única ya que ya tiene en marcha una continuación. Además ha publicado en ebook ´La conjura de Saint Chartier´, que se puede conseguir en Amazon.

Ivo Fornesa, amigo de Ferrer Lorenzo desde hace muchos años, es el autor de una divertida presentación del escritor que precede al inicio del libro. Curiosamente este autor publicó ´El Castillo de Saint Chartier´, un título prácticamente igual al del libro de Ferrer Lorenzo. «Somos grandes amigos y un día nos juntamos y nos retamos a escribir una novela parecida sobre el mismo tema, el castillo, que además es propiedad de Fornesa. Los resultados son muy diferentes», apunta el escritor, que cita entre sus referencias en el género policíaco a Lorenzo Silva. Matiza, eso sí, que no es lector únicamente de novela negra, y que admira a Pérez-Reverte, García Lorca o García Márquez, entre muchos otros.

Para Ferrer Lorenzo, escribir «es introducirse en otros universos, los de los personajes, que pueden tener elementos comunes o no con situaciones vividas o personajes que ha conocido el autor». «En el ejercicio de la escritura aparecen experiencias personales e historias que te han contado, pero, finalmente, supone ir más allá, entrar en otra esfera», concluye.