En estos tiempos cenicientos nada mejor que una inyección de energía, ingenio, talento y humor como la que propone Armin Heinemann en la ópera ´La Cenicienta´ de Rossini, que se representa esta semana en el Palacio de Congresos de Santa Eulària en el VII Festival de Ópera de Ibiza (hoy y el domingo). Una Cenicienta deliciosa que nace de la imaginación desbordante del director y se alimenta del talento de todas las personas implicadas, del primero al último, desde la protagonista, Carol García, a Katia Moretti, autora de la iluminación. Un gran elenco, que como dijo el propio Heinemann en la breve presentación del estreno: «Son 57 artistas cuya energía común llegará a sus corazones, abriendo su mente a la belleza de la vida».

La mezzosoprano Carol García, en el papel de Cenicienta, no solo emociona con su portentosa voz sino que convence con su interpretación del personaje. Digna, serena y contenida, es el perfecto contrapunto a las malvadas hermanastras interpretadas por Isabel Rodríguez (Clorinda) y Marta Valero (Tisbe), que se muestran descocadas y atolondradas para deleite del público. Ellas lucen las prendas más llamativas del bellísimo vestuario que ha creado para el montaje Heinemann junto con su socio Stuart Rudnick. Un delirio de plumas, tocados, rosas y tules es una gozada visual sobre el escenario.

Por su parte, el barítono Toni Marsol (Dandini, el criado del príncipe) y el bajo Marc Pujol (Magnífico, el padre) despliegan no solo sus grandes voces sino una gran interpretación, que explota la vis cómica de ambos. Esta se hace patente en especial en el dúo ´Un segreto d´importanza´, cuando Dandini revela que él no es el verdadero príncipe, o en el pasaje en el que Magnífico, en su papel de bodeguero de honor, interpreta un etílico y divertidísimo arrebato de delirios de grandeza junto al coro.

En el otro lado de la balanza de estos singulares personajes están Albert Casals (príncipe Ramiro) y Juan Carlos Esteve (Alidoro, su tutor y mago). Ellos son los comedidos y sabios; saben ver las virtudes de Cenicienta y la rescatan de su familia. El primero se enamora de ella (y ella de él, sin saber su verdadera identidad) y el segundo la ayuda con su magia (por la bondad que ella mostró hacia Alidoro cuando éste, disfrazado de mendigo, le pidió ayuda).

Extrema dificultad vocal

La extrema dificultad vocal e interpretativa de varios pasajes de esta ópera fue reconocida por el público, que ovacionó a todos los intérpretes y al coro. La velocidad endiablada de algunos fragmentos, en los que hasta siete cantantes sincronizaban sus voces, dejó boquiabiertos a los espectadores en varias ocasiones.

También encandiló la calidad de la orquesta, compuesta por músicos del Teatro del Liceo de Barcelona y del Patronato de la Música de Eivissa, bajo la batuta de Daniel Gil de Tejada, con los solistas Stanislav Stepanek (violín) y Sandrine Robilliard (chelo).

La música, la interpretación y el rutilante vestuario se completó con la ingeniosa escenografía creada por el artista Jull de manera totalmente desinteresada y que juega un papel importante en la obra.

Esta ópera cómica es propicia a incluir elementos de humor que tanto gustan a Armin Heinemann. Algunos son guiños sutiles, como el escudo del Ayuntamiento de Santa Eulària que luce el gran volumen de actas del mago Alidoro, disfrazado de notario. Otras son más evidentes, como un singular yate que aparece en escena o una sorpresa final, que vale más no desvelar para que no pierda el impacto para quienes no la hayan visto.

Heinemann agradeció el apoyo del Consell, del Ayuntamiento de Eivissa y del de Santa Eulària y también valoró públicamente la implicación de todos los intérpretes, que han trabajando «con gran idealismo y poca remuneración».

Entre el público estaban los alcaldes Vicent Marí, Pilar Marí y Neus Marí; la consellera Pepita Costa y personajes de la vida social ibicenca como el escritor Vicent Marí Tur, Botja; la diseñadora Paola Fendi y el relaciones públicas Carlos Martorell, entre otros. Muchos ya colaboran con la Asociación de Amigos de la Ópera.

Las entradas se pueden adquirir en el Ayuntamiento de Santa Eulària de 9 a 14 horas, de lunes a viernes, y el sábado de 9 a 13 horas.