­Jull presenta este viernes a las 20 horas en su galería de Vila Exibizaionismus una muestra que reúne algunos de sus trabajos más recientes en escultura y pintura, combinados con las obras que mejor definen su ecléctico estilo de cuidada técnica.

Prolífico y polifacético, Jull es autor de más de 600 cuadros y no pocas esculturas. Para los primeros utiliza preferentemente el acrílico, con preferencia por el blanco y negro con alguna pincelada de color. En sus esculturas se decanta por diversos materiales, desde el bronce a la escayola. La abstracción no le interesa, incluso ha declarado abiertamente en más de una ocasión que, claramente, no le gusta. Asegura que sigue su propio camino, dejando a un lado modas o tendencias. Sí admite su admiración por Magritte, De Chirico, Piranesi o Fornasetti, que ha estudiado en profundidad y a los que hace guiños en sus obras, cuando no directamente homenajes.

«Hay pintores, artistas gráficos, escultores, diseñadores, artistas visuales, joyeros, decoradores... Jull cubre todo estos campos sin perder siquiera un ápice de su impronta. Si pinta una nueva serie de pinturas, hace una corbata al estilo Fornasetti, tapiza una silla con piel de cebra o equipa un crucero con trampantojos de grandes dimensiones, siempre es Jull», escribe sobre él el experto en arte Roman M. Stemero en uno de los catálogos de sus exposiciones, en el que reivindica la idea de que la obra de un artista no tiene que ser explicada, no tiene por qué tener un significado. «El arte no siempre significa algo, en ocasiones resulta solo una simple expresión del placer de vivir., Igual que una agradable comida en un buen restaurante. Disfrute su comida», añade Stemero.

En continua creación de nuevos mundos, Jull «tiene un raro e inexplicable don para urdir cosas nuevas partiendo de la nada», añade el texto del catálogo. «El cruce entre las inspiraciones y la creación, da una nueva raza: el surreajullismus nació», concluye.