A Jordi Gómez le apasiona la fotografía. No hay tema que no despierte la curiosidad de su objetivo. Acaba de realizar una sesión en Ibiza con la celebrity Paris Hilton, con la catedral de fondo, de la que se muestra muy satisfecho. «Su mánager me ha dicho que le han encantado, que son de las mejores fotografías que le han hecho nunca», confiesa. Pero en cuanto hace un hueco entre encargo y encargo no duda en coger el equipo y viajar por todo el mundo en busca de imágenes más personales. En esta línea se enmarcan las catorce fotografías de gran formato en torno a su pasión por los toros, que le viene de familia, y que muestra desde hoy en el Club Diario de Ibiza.

«Durante doce años he viajado por todo el mundo y siempre he intentado buscar imágenes muy icónicas, como cuando en Japón fotografié a geishas y luchadores de Sumo», explica Gómez, que en esta ocasión se ha quedado en España para retratar la tauromaquia. «Mi padre quería ser torero pero una cogida con solo 13 o 14 años hizo que decidiera dedicarse a otra cosa, pero dentro de la familia tenemos varios miembros involucrados en este mundo desde hace más de 50 años. Siempre me ha llamado mucho la atención por la fuerza de la imagen y su profundidad. No hay nada en el mundo que se pueda comparar», subraya el fotógrafo, que compara el duelo entre hombre y animal con un circo grecorromano. «Tiene muchísima fuerza visual», remarca.

Es consciente de que el tema que ha elegido no está exento de debate y que cuenta con muchos detractores. «Desde que decidí hacer la exposición me advirtieron de que iba a crear polémica... lo sé bien porque soy catalán y hace un año que prohibieron las corridas en Barcelona», afirma el creador, que asevera que estas imágenes «están alejadas de polémica, no hay una gota de sangre, no hay maltrato. Mi apuesta está clara desde el título: ´Tore-Art´. Me centro en la estética, en la puesta en escena, en la pasión, en los trajes de luces, en las poses de esos valerosos toreros que ´bailan´ alrededor de un precioso animal majestuoso», subraya el fotógrafo. Para Jordi Gómez no hay duda de que se trata de «un mundo alucinante». «Hay mucha gente en contra pero, sin duda, tiene una gran fuerza estética», añade.

Profundamente esteticista, Jordi Gómez ha cuidado mucho la presentación de esta exposición, con la que soñaba «desde hace años» pero que no ha podido realizar hasta ahora por otros proyectos profesionales. Para esta ocasión ha contado con la colaboración de sus amigos y también artistas Sergio Ferrero y Willy Márquez, que presentan dos obras.

Gómez vive un momento profesional muy positivo, ya que tras muchos años de trabajo ha conseguido un contrato con una de las agencias de arte más importantes del mundo, Cobra Art. «Vieron mi trabajo en Ibiza, les gustó muchísimo y me han fichado. Es una empresa especializada en surtir de imágenes a hoteles, restaurantes, embajadas... Siempre están buscando cosas nuevas. Si hubiese buscado un trabajo así no lo habría encontrado, pero me encontraron ellos a mí en Ibiza», explica.

Lleva diez años en la isla y no echa de menos ni Londres ni Estados Unidos, donde ha pasado largas temporadas. «Podría estar haciendo cosas mucho más grandes y ganando más dinero en otros lugares pero no tendría la calidad de vida que tengo aquí. Eso está por encima de cualquier cosa», sentencia Jordi Gómez.

Para comprobar la heterogeneidad de su obra es muy recomendable visitar su web www.jordigomez.com. «La fotografía es tan rica que no es necesario encasillarse», subraya Gómez.